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pen Los PELiGRÓS , Sc. ao ca perete,'y: que nada es capaz de apagar swllama: Cbaritas ,A. el grande Apóstol San plrredaoa excidit (a). Ast;ssea:que fuese necesario hablar4 de nuestros amigos , defenderlos de sus calumniadores, consolarlos: en sus tribulaciones y; hacerlos participantes de ¡nuestros bienes ; siempre encuentran en nosotros una amistad tierna; firme, generosa, invencible : la yir- tud formó nuestra amistad, solo el pecado podrá: se= pararla. Ved aquí: la primera obligacion de-la amis- tad de un hombre de bien para con sus amigos; pero otro paso mas adelanta” la amistad de in buen:chris- tiano' con: los suyos. mo ed SE 29bul PU lares vivir e en: este mundo todós teñe? mos faltas, pues como E el Evangelista amado de Jesus , si Apo] ensa que no esAl él mismo se engaña y alucíha para yo e:no conozcamos , ya | nidad que nos domina , ya el. Abrceres disiminado de es- timacion' y honra que nos arrebata, ya la envidia que nos devora , ya' la impertinente curiosidad que nos in- quieta, ya otros muchísimos defectos que tenemos en el corazon : en estos casos. y otros At debeun igo- | stiano advert ulosacimi los bienes eternos que le desea. Es verdad” "que para esto hay que tomar amuehas precauciones para no da- ñar con la' advertencia en vez de ae? Es .ne- po Py cami par ss dog ca so ha de aplicar con rigor , importunidad y: sino con tal p dul: a y op , el mo A su amigo le desea todo (a) Epist. D. Paul. ad Corinth. 1. c. x111. y. $. (b) Eccli. c. y1. y. 16.

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