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136 cos + SERMON VÍ, propagan! ¿Lo será ménos para el triste objeto de la murmuracion ? Ahora lo veremos brevemente. gq. Es preciso convenir en que lo que forma el mas dulce y amable vínculo de la sociedad , es aque- lla buena opinion que tienen los hombres unos de OLFOSy “y cuya conservacion nos encarga el Espíritu Santo, «quando nos dice : Curam babe de bono nomine (a): cui- da de tu reputacion y de tu buen nombre. De aquí na- :cen los sentimientos de confianza 0 Corazon, las comunicaciones mas Ín nas y! cion á favorecerse mútuamente, a hay Cl “fuera de esto recomendab e en la persona , miEC E quezas, ni la nobleza, “ni la misma vida : solamente la buena opinion hace al hombre presentarse en todas partes como un hombre de bien, como un ciudadano honrado, como un christiano irreprehensible. | el buen nombre de un comerciante ,; de un juez, de un primer ministro, de un Sacerdote , de un Religioso, ¿6 qué espectáculo tan triste! Ya no se descubre en «todos ellos m as car: -Rj y. 4 « a s e de ptr . ombres des nr de vedad lo co agoseedió al Si e Rey. david. Este grande hombre, cortado á la medida del corazon de Dios, ell su reputacion por las murmuraciones A de sí Poe | E son y ya: La ¿Lamata ros on: y! era el ob jeto de los ociosos, que sentados á las puertas de la ciudad , se entretenian con mis dicterios : .4dversus me susurrabant qui sedebant in porta; y ya, finalmen- . te, era'el hazme reir y el blanco de las cantinelas | de “los: borrachos : hasta en las tabernas se burlaban de | mí los bebedores: Et in me psallebant qui bibebant vi- HH num. ¿No yeis qué cosa mas lastimosa? Si un Rey tan | (a) Beoli. 6, xu:. Y. 15. (b) Psalm. LXYIM, Y, 12

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