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P Contra LA MURMURACION. 121 como abominable 4 los hombres. Tampoco exc con San Agustin: O quam pestis misera et mo est ipsa murmuratio! O quam venenosa (a)! ¡O qué tan miserable y tan mortal es la murmuracion! ¡O qué venenosa, y qué mala! Tampoco diré con San Bernar- do, que nada hay tan hérrendo , y tan abominable co- mo la -murmuracion (b). No, señores, ni de estas, ni otras espantosas expresiones de la Escritura y los Padres formaré el asunto de mi sermon. Quiero, ó infelices murmuradores, haceros toda la posible gra- cia , aunque no lo mereceis, y miraré vuestro peca= po el mismo lado que le mirais: es decir, por aque- rte , por donde os parece ménos reprehensible. Ss, que si murmurais, es sin pasion, y sin ¡O voy á demostraros que vuestras mas hee merecen. Peres Sténcion* y yo evidi eo at e son infinitamente funestas. Entendedlo bien , señores. El vicio de la murmuracion es afrentoso en su princi- pio : lo vereis en la primera parte. El vicio de la mur- muracion es funestísimo e n sus hue lo os is => 3 4. EME os quantos ES causa la murmuracion en el Mondo, dad- me palabras dignas, expresiones poderosas y afectos santos para triunfar de tan abominable pecado, y para undir en mis oyentes el justo horror que se.mere- ce. Concedednos , Señor , esta gracia por 1] de María Santísima, cuyas palabras siempre fué- ron puras, siempre Aa Ra edificantes , mién- 2 ¡br FEA e él (1) O quam pestis misera et mortalis est ipsa murmuránio! O quam venenosa! $. Agust. serm. xxvr. ad fratr. in erem. X(b) Nihil tam horrendum et horribile quam murmur in com= E regatione. S. Bernard. serm.1. de convers. S. Pauli. 0. TOM. Io Q

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