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SERMON V. levanta sobre todo lo visible, nos arranca el inmodés rado amor de las criaturas, hace aborrecer los vicios, é inclina poderosamente el “alma á la práctica de to- das las virtudes : aquel pensamiento pavoroso , que ; aterra al hombre mas intrépido, desengaña al sabio mas presumido, humilla al soberbio mas orgulloso, apa- ga los ardores del deshonesto, desnuda de sus injustas > riquezas al avaro , descubre los artificios de los trai- | dores , y pone en claro los disfraces engañosos de los hipócritas: aquel pensamiento grande, á cuya vista parecen pequeños los tormentos de los Mártires extraordinarias penitencias de los Anacoretas, y has- ta los montes del siglo, y los collados del mundo se | encorban y desmenuzan qe aquel pensamiento , en ] fin, que no le tiene, y que vemos aniquilarse en su preszncia los empleos mas lustrosos, las hermosuras mas perfectas , las riquezas mas qua 5, y desapa- recer como átomos imperceptibles los reynos y los im- perios: aquellos años eternos que estremecian al pe- e a á una entera en- tiguos , et annos pe popa abui. Plsen siderar en “aquellos años eternos, y en aquellos dias ses al , Aa Lon Sespes han A GUEAS, y su es- mo GA ok rt AD vi scotóndoIiaPoda misDt, la asta a del Omnipotente , el infeliz estado en que me hallo de ' comparecer en su presencia , y el castigo eterno que | me espera si no se compadece de mi dolor , de mi llan> | to y de mi verdadera penitencia. Esta es la única ta- | bla. 4; que debo asirme para librarme del naufragio de Al guna Yo me resuelyo , yo me abrazo con ella, y A | 1 Contriti sunt montes seculi. Incurvati sunt colles mundi, p ab ¡tineribus aternitatis ejus. Prophet. Abac. C. 111. Y» 6.07. , E s e