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o aa de 94 ss SERMON IV, vicios, y de romper las pesadas prisiones de vuestro pecado? Sí , christianos mios, sí: desata , rompe esos hierros , y "pasate al partido de Dios , que te llama y te convida con su gracia y amistad. Si seguiste 4 la ena errante , síguela penitente: si imitaste á la ipciaca viciosa , imítala arrepentida. Vuela al par- tido de los virtuosos , si hasta aquí acompañaste á los pecadores; y oye, escucha. como exclama una alma amante de esta virtud celestial : ¡ay., castidad amable, y qué poco te estiman los mortales! Castidad perse- guido en todas partes , sin hallar asilo seguro donde xar tu pie, ven 4 mí, y conviérteme en tí. Sean cas- tos mis ojos; sea casta mi lengua: sean castos mis pies , mis “idos , mis manos y mis sentidos todos: sean castos mis pensamientos , castas mis ademiio”- » Y Puras mis obras. Vea á mí, castidad hermosa., tienes con la oracion , con las lágrimas y gemidos 4 los pies de Jesuchristo. Tú que , como lilio entre las sepia te conservas con q. inocentes y saludables 7 zea e q A ie A las Eros compañías y ocasiones : tú que: haces: mér tires dichosos á los que, por conservarte intacta , mar- tirdgan sus poajoEs ] y sujetan á la divina, 7 los des- ss de Dios, que quitas los o q del odo ven 4 mis brazos , esposo dulcísimo de las almas; pero án- tes desclavad esas benditas manos , y clavad las mias, para que paguen de alguna manera mi maldad : a tad vuestros pies de esa cruz, y crucificad los mios, para que «todos mis pasos sean encaminados por las sendas de la justicia y satisfaccion , ya que algun dia se fatigáron corriendo por los caminos de la iniqui= dad : ensanchad esa corona , y encerrad en ella esta mi cabeza , para que al contacto de tus dolorosas es-