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' I ~8 SER1'fON II. penitencia de vuestras culpas : Vox Domi'ni concutienfis de. sertum. Vox Dominí pre-eparantfr cerbos , et re'Velabít condensa. Abúas , que agravadas con el embarazoso . peso de vuestras culpas , á manera de cobardes <Zerbatillos , necesitais el true. no y la voz para · aligeraros I ve1iid á oír la palabra de Dios ' que ella os fortalecerá , ella os hará manifestar en la confe. sion los mas ocultos senos de vuestr~ conciencia": ella,,hát4 que arrojeis de vosotros los pecados que ha tantos años callai~ por la vergi.ienza que os oprime ; y libres ya por la palabra del ·Señor de tan penosos embarazos , dareis gloriá á Dios con todos los pecadores en ·su templo santo : ·Et i'n t.emplo ejus omnes diéent gloriarn( a). Pero tened todos entendido,· que si es necesario oir la palabra de Dios para convertiros, co– mo lo he dem(?strado en está ·primera parte , no basta solo oírla para salvaros , como lo haré ver en esta SEGUNDA PARTE. ... L 1 ) Y o quiero suponer , amados oyentes mios , que quanto hasta ahora he dicho. , no os toca ni comprehende ; pero es– toy firmemente persuadido que os tocará lo que inmediata– mente ,voy á decir. He observado .que habeis oido la palabra de Dios con una atencion que me ha edificado , que la ha– beis recibido con gusto , y que al ·vernos rodeados de tan nu– meroso pueblo , y como oprimidos de la muchedumbre de gentes ·, nos ll~nábamos de gozo ; pero al hacer reflexlon , que al salir del templo os olvidareis los mas de quanto habeis oí– do y visto , mi gozo luego desaparece , y queda mi corazon Pprimido de la mas sensible pena : Multiplicasti'gentem ; no1e magnijicasti l'!titiam(b). Os hago, señores mios, justicia. ( U YiUt• r, 1 ~""1~ ~ - 1'0 j ~ 4 ~~¼- "ti.ir ·~· tji ~~o ... .cbv ,, (a) Psalm, xxv-m. v. 9. ~) . Isai. c. ix,' v. 3• . I . ' '• ' -- r rr • ";, r, • ., . DE LA PALABRA DE Dios. 3 9 bl . , 1 nta mision en este pueblo, quando con· A~nas se pu 1co asa . . . d ' t ·os decíais · vamos á oir los m1s1oneros: vidán oos unos a o I ' , • • , , ' mo predican. Efectivamente se l).eno de' gentes vamos a ver co . d 1 I 1 . . venia estrecho para tanto concurso este gran e y a g es1a . 'b · d ífi t mp lo . y á competencia os apresura a1s to os por magn co e , • ¡ · llegar de los primeros. Puntualmente ~contec1a. o m1s:110 d dicaba el gran profeta Ezequiel. Ventte , audza- quan o pre . . ¿· d cian mútuament:e sus oyentes : vamos, que han 1-. n,us , se e . d , d. , ) cho ser un célebre y admirable predica or ; ¿ y que suce 10. ,~ 1 dice la misma divina escritura: Audiunt sermones tuos, i.a o d . d t fi aciuttt ,os (a). Oían los sermones ;. pero na a hac1an ~ I 110tJ • • • d ' 1 quanto en los sermones se les predicaba. Id s1guien ? a _os ue han venido á esta Iglesia; y advertireis que les a~ontece ;1 salir de ella lo mismo. El impuro vuelve á su impureza: el bebedor vuela á la taberna : la muger corre á la parlería : el avaro á sh tesoro : el usurero á la rapiña : el vengativo á po- _.ner,asecll;.;ras á~ enemigo: el murm1:uador á dar ri:n~a á su indómita y maldita lengua; y todos á correr en ~eguimi~n– to de sus apetitos , gustos y pasiones. Pues esto, senores nuos, •qué otra cosa es sino burlarse de Dios , menospreciar su di– ~ina palabra, y reírse de sus ministros? ¿No acaba el predi– cador de reprehender estos vicios? Sí por cierto. ¿Vosotros. mismos no confesais que él dice la verdad? ·Tambien es cier– to. Luego por vuestra misma boca os condenais. Luego vosotros mismos os dais sentencia de eterna condenacion: la conseqiiencia es clara , es evidente , es infalible. Voso– tros ois gritar al predicador , que no hay cielo para los avaros , para los bebedores, lascivos, murmuradores y ven– gativos; y luego decís, esto es verda~ : san Pablo mismo lo _ u firma ; y las santas escrituras son regla de -fe. Pues dime in– feliz, si es verdad 1o que oyes en el sermon, de que no hay (a) Ezech. c. xxxm. v. 31.
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