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-278 SERMON XVI. . . ;:, Amable Jesus , Redentor piadosísimo de nuestras al– mas , haced, Señor, que estas verdades queden eternamente graba.fas en el corazon d~ mis oye1~tes , para que abor-. rezc:m el pe'cado, y practiquen la vutud ; y perseverando. firm.!S. en serviros , consigan etern¡1mente_gozaros : esto- os suplico por la intercesion de '\'Uestra purísima madre María santísima ,· con .cuyo patrocinio voy á dar las pruebas de las dos \'enfades que. acabo de proponer. PARTE PRIMERA. - Muchos siglos ha que el cielo ·estada lleno de almas chris· tianas , si para conseguirle bastase solo comenzar el bien sin proseguirle, ni perseverar en él. ¿Quién es el que á lo mé– nos despue~ del bautismo no ha .vivido algunos años in·ocen– te é. incnlpablemente? ¿Quién de nosotros no ha llevado pór varios -tiempos una vida de oracion , retiro , penitencia Y. freqüencia de sacra_mentos? ¿Qué christiano no ha sido·, : á : lo ménos · en algun tiempo de su vida , casto, lim~snero y humilde , exacto en el cumplimiento de las obligaciones de su· estado y de su oficio, modesto en sus vestidos , pa- · labras y acciones , frugal en la mesa , y justo en sus tra• fº~? Pi!íO aun quando siempre hubiera ·vivido en m~ habi– tual ,.qllt:brantamiento de los mandamientos de Dios, quari– 'd(>- nunca, h1.1.biera cuin'plido· con las . obligaciones de christiano y .de su ·empleo , á lo ménos ahora en el tiempo_de la·_ santa mision ha experimentado que no se ha dexado _arre• :llatar- con lá facilidad que en su vida pasada del impetuosó .corriente de sus vicios : ha suspei1dido ó interrumpido sus pecados ' y escuchado con mas atencion que imnca los di: :vinos llamamientos. Ahora considerando la. hermosura , la fuerza y eficacia de la palabra de Dios , por cuyo medio se ha propagado la fe hasta los últimos términos del or- Dr.: Los BrnNES DE LA PERSEVERANCIA, &c. 379 be ·: reflexionandó sobre la espantosa fealdad del pecado mor- til , .los daños , qt1e nos causa , y los bienes de que nos pri- va : el terrible decreto de una inevitable muerte : el for– midable apuro de una alma pecadora eil el juicio de Dios: fa espantosa duracion de las atrozes penas del infierno : el gozo i11explicable de una bie~avenrurada eternidad que tie: ne D ios reservada para los ·que · le temen y .aman ·, con Qtras verdades que nos enseña nuestra católica religion , y que nosotros hemos anundado desde este púlpito : ahora; vµelvo á decir , reflexionando sobre lo mal que hemos ~ivido ' y · el .bien que debemos hacer : la, poca conformi– dad de· nuestra fe con nuestras obras , y el _ultraje fata l de aquel sagrado carácter que recibi:mos en el santo sacra– rnento del b~utismo , h emos sentido todos la divina luz que iluminaba nues.tra alma , las 111spiraciones ~antas con que la· gracia nos llamaba , y los pi~dosos sentimientos con qHé el Señor movia nuestro espíritu. · Nuestrós ojos daban tes– timonio de esta verdad con los arroyos de · lágrimas · qué vertian , · y nuest;o corazon la confesaba penetrádo·.de dolor - y cóntricion con los suspiros más profundos. ¡Quántos p·ro• pósitos henios heclio todos los dias de morir ántes que, pe– car! .¡Quántas palabras · hemos dado. á Dios de serle fieles hasta la. muerte ! ¡Quántas reso1µciones hemos formatlo de iiunca• .réiacidir en el pecado! ¡O con qné gozo ;m1rar-ian des– de eL cielo los santos ángeles nuestra conversion á Dio's! ¡Con qué rabia la verian los demonios , mirando ,perder en un momento .1:is conquistas que ellos habian hecho en mu.. chos años! ¡Qué ~1odelo de penitencia para los hombres qué- ' todavía se mantienen su inergidos en sus vicios , mirar á tantos otros de su edad , ·de su estado y de su empleo restituir la hacienda agena , reconciÍiarse con sus próximos con quienes habian estado enemistados , abandonar aquella :abb 2

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