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3 60 S.ERMON XV~ ñestan su compl~cencia .en los peligrósos encuentros de los bayles ; ya en fin los amorosos lances de una come– dia llegan á form::u en ella ~quel espír~tu marcial , alegre y desahogad.d , que es la sena! mas evidente de un alma .disipada , y el mas verdadero carácter de muchas de;v-ergon– zadísimas doncellas de nuestro ·siglo: Sií ·stepe -oidendo om– nia tolleramus. No se contenta la costumbre con las falsas ideas de las cosas que nos inspira ; tambien pasa á enseñarnos unas.má – ximas sumamente funesta.s .y perniciosas. Escuchadme con toda vuestra atencion , y encontrareis , amados mios , el orí.. 'gen de todos vuestros desarreglos. Es necesario vivir coma los de mi eclad : primera máxima que establece la costum– bre. Me hallo jóv~n, dice una persona: la juventud es la estacion de los placeres y divertimient~ , el tiempo de los _ gustos _, los contentos , las pendencias y libertades : es nece– sario no hacernos ridículos , con .~n ·¡uicio sosegado propio de la ancianidad : ahora es tiempo de buscar las modas ma~ nuevas y mas brillántes ; de no perder bayle, paseo, co• media , ni tertulia : de admitir la coacurrencia de un cor– tejo que me siga á todas partes :Como la sombra , recibir sus obsequios , escuchar con agrado sus adulaciones , no ha– cer inse11sible el corazon á los cariños , y coronamos de ro– sas en el Abril de nuestros años, . ántes que la vejez nos las marchite. Entónces se resarcirán los daños del pudor y la honestidad : se repararán las pérdidas de la mas preciosa parte de la vida : se restablecerán las ruinas de las almas, y con una vida modesta en los vestidos , frugal en las me- .sas , laboriosa en las ocupaciones , freqiiente en los sacra• rnentos , se restituirán todos los daños de· una perdida ju– ventud. Pero ahora , ¿por qué no he de gozar yo el privile– gio de los demas de mi edad? "'' CoNTRA LAS ~AL'A.s CosTUMBREs. 3 ~ Yo debo vivii· como los de nii estado.: segunda máxi– ma que establece la costumbre sobre tan falso.s · principios como la primera. No puedo negar , dice un hombre rico, que el luxo reyna, que el juego prohibido se freqüenta; que los gastos_son demasiadamente excesivos , que las ren– tas no alcanzan á soportarlos, que las casas se atrasan , las deudas no se satisfacen , ni los pobres se socorren ; ·pero asi sé vive entre las gentes de mi clase ; así se usa, y yo no he nacido para ·reformar el muado. Ya, gracias á Dios , dice· un militai- ' han sucedido á las penosas fatigas de la cam– paña , las dulzuras de una vida ociosa en los pueblos : es necesario · adquirir conocimientos con las gentes , 'freqüen-_ tar visitas de personas excesivamente frágiles, malgastar los– aias en los adornos y en la disipaéion, entregarnos al juego, á la ociosidad y á la lascivia : ya ·veo que ~es imposible morir bien, viviendo mal; pero así es la costumbre en los de mi profesion , y no poseo yo el arte de acomodar una . vi_da. exactamente christia.ia á fa condidon bizarra de mi estado. ": Es necesario vivir como los de mi oficio : terc~a y úl.i. 1 tima máxima , que la costumbre pretende hacer pa~ar por ley. Las ocultaciones de la verdad , las trampas legales~ dice un -hombre de negocios , eran sin duda verdaderos crí– menes en tiempo de mis pádres : · la amist¡d fingida , , los hurtos disimulados cori la capa de justos agradecimientos, derechos de oficio y aran,celes señalados , y la voluntaria deténcion de las causas y , procesos , nunca han pasado en los dias de nuestros mayores , sino como delitos iu~xcusables; pero ya el no uso abrogó todas estas 9bservandas. 4,dmi– 'tir las cau·sas mas equívocas ' sostener con especios~s co– loridos de eloqüencia los procesos mas injustos , con_sumir la paciencia y los caudales de los 'litigantes con estudiad<1i '1ilaciones , irritar la parte contraría con voluntarios efugios TOM, lll. ZZ

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