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,3_58 SER'MON XV• . Lo que aparta á una alma chris_tiana y timorata del pecado , es el horror y deformidad que el mismo pecado imprime en ella; y para vencer este primer obstáculo ca.. n1ienza .la costumbre , · dice san Agustin ,, á dar unas idea$. muy· agradables de los vicios , representándolos sin- a·que– lla infamia que les es anexa., sin aquella graYéd:id que les es propia ~ y sin aquella fealdad que les es iusepa'rable ; pro– poniéndolos ya ..co1i el nombre de viri:udes , y~· de usos permitidos, ya de entretenimientos indiferentes ; ó defectos le1,·es que á la menor necesidad desaparecen..A pesar de ·1a corrupcion de nuestro siglo , no han podido con-seguir los libertinos y viciosos , 4ue la . deshonestidad ao ·sea desho– nestidad , que la avaricia no ·sea avaricia, y que ·la mur– muracion no sea murmuracion ; pero á fuerza de freqüentar las conversaciones co11 las personas del sex:o frágil , de .ate– sorar lo superfluo á su cendicion y estado, y de ce_nsurar con osada intrepidez la conducta de sus próximos , han lc>gra– do desfigu rar los vi_cios con los diversos nombres de vir– tudes qu e los han· puesto , llamando marcialidad y · bizar– ría á la . deshonestidad : prevencion necesaria á la ava– ricia , y desahogo inocente á la mur~uracion : disminuyen• do el horr9r á los vicios con estas falsas ideas , ya que no pueden hacerlos desaparecer enteramente : Peccata, decia san Agustin , cum in consuetudinem 'Venerint, aut par'Va, aut nu.lla esu creduntur. Hagamos práctica esta verdad con la fatal experiencia de cada dia : entra una jóven de bellísimas costumbres en el .mundo, y empieza á tratar con las gentes con un candor, úna sencillez y una inocencia que edifican : una doncella,. d igo , á quien ·una christiana educacion le ha inspirado un justo horror · á la . rnaledicen.cia : · parecíala que es .un peca• do horribilísimo , p erjudicial para quien murmura , p ~rju· - o • • , • CoNT~A I.AS MALAS C osTuM~REs. , 3 59 d1cialmmo para· quien le escucha , y fonesdsin10 para la in– feliz persona · de quien se murmura : ella le mirába justa– mente como un p ecado espantosísimo , como un pecado ca– si inexpi~ble por sus fatales y formidables conseqiiencias; pero la costumbre .va insensiblemente disminuyendo en su al• ma inocente estas christian~s ideas. C omo ella se prei enta en las concurrencias de toda clase de gentes , ve , mira y ad· vierte que todos murmuran , un.os t0rpe y descaradamente, otras fina y delicadamente : estos sobre el genio : aquellos sobre el empleo : unos sobre la persona, y ' otros sobre la conducta ; y la freqüericia de oir va · poco. á p~co hacién– dole ménos horible este p ecado, y ménos espantosas aque– llas justas ideas . que de su fealdad babia formado. y a co– mo ·que se av~rgiienza de no tener part; en unas conversa- • iiones tan agradables y gustosas: ya empieza , aunque con temor-, á desplegar sus labios en alguna murmuracioncilla li· gera y sazonada, y como advierte el aplauso con que se ce– lebra su talento , llega á precipitarse sin rttbor muy en breve en las m'urmuraciones mas detestables , como todas las demas: Sic s¡;epc 'Vidmdo omnia tolleramus , decia admira– blemeate san Agustín. Ella creia que las palabras libres, equívocas y picantes ·¡amas debian proferirse por el vergon– zoso labio de una doncella : el rubor virginal la sonroseaba el sembla-1 te quando sus castos oídos , cerrados hasta allí á toda voz pestífera , llegaban casualmente á escuchar alguna expresion ménos honesta ; pero apénas los bayles , los ex: pectácnlos , las mesas y las conversaciones la viéron su par– tidaria , quando la c-0stumbre desfigura sus ideas. Y a em– pieza á gustar de oír y ser oida : de ver y ser vista : ya empieza á pronunciar ciertas palabras medio equívocas en– tre libres y melindrosas : ya alarga la mano francamente á los hombres en las contradanzas : y1 las sonrisas mani-

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