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34 6 Smu.roN XIV. servir para su mayor condenacion, pues en el divino juicio le a~usará de locura, porque no obraba sino todo lo contrario de lo" que creia; y le acusará de infidelidad, ·porque no guar– daba lo que tantas veces habia prometido. Escuchadme. - ¿ Puede darse mayor locura que creer que la vida es un soplo , la tierra tÍn destierro , el mundo un engañador, sus bienes falsos , sus honores vanos, sus placeres emponzo– ñados, y sin embargo de esta fe abalanzarse á ellos con tan– ta pasion que se llega á exponer por conseguirlos la quie– tud , la reputacion_, la salud , la vida, la conciencia, el alma y la eternidad ? ¿ Qué mas espantosá locura puede imaginarse· que reconocer un Dios infinitamente grande, y no ·honrarle: infinitamente j1:1,sto, y rto temerle : infinitamente bueno, y no amarle ? ¿ Un Dios criador del cielo , y .no contar sobre su adorable providencia? ¿Un Dios salvador so– bre nuestros altares , y .no venir á recibirle, ni asistir con ~espeto en su presencia ? l Un Dios , juez terrible , siempre presente en el cielo y en la tierra , y no cesar de ofen– derle é irritarle ? ¿ Qué significa esta oposicion asombrosa: ge dogmas puros y costumbres corrompidas, sino un tras– torpQ del . juicio y del sentido? ¿ Qué diríais de un reo qúe 4,Ja pt:esemcia de ,su mismo jue'z dispt1esto .á ·sente~ci_arle le l\anase de, injm:ias- .y . de .ultrajes:? ¿Qué diriais de un solda– po.. qtie déla-rite de · su. mismo general, <que iba á premiar su yaiox , rinde de_ la espada ·contra su·mismo xefe ., y se pa· sase .torpem.ente á sus-enemigos? ¿No los co_locariais sin la me.· l\Or ,detericion ' en 1~ :Casa de los locos ? Pues ved I aquí lo que . sois vosotr~s -, malos christianos , qu:e pensais bien, y vivís mal. Formad sino conmigo ., por .un -momento, el pa-– ralelo de vuestra conducta y vuestra fe , y vereis como una y otra os convence.de ~ema~a4a l9cura., Yo.ci:eo , decis, que Dios está. presente en todas partes , . q1!._e todo 1~ -:,e, / () So:BRE LA FE PRÁCT'IcA. ' 347 todo lo oye , y todo lo puede , y en este mismo momento puede sepultarme- e11 los abismos. Estas verdades terrible. deberian contener mis desarreglos ,, y hacerme cumplir exac- · tamente . todas mis obligaciones. Pero no importa; peque– mos e·n su presencia , violemos sus leyes , riamonos de sus amenazas ,· y nada se nos d.é por los filos de su vengadora: espada. Yo creo que [?ios me ama desde la eternidad, que crió por mí los cielos y la tierra , que nació y murió por mí; que me da sus sa_cramentos, y en ellos su cuerpo y sangre, que tengo por él la vida , y que me ofrece su gloria: Pero ¿ qué importa todo esto? Ultrajemos este pródigo bienhe– chor, desestimemos sus misericordias , y crnzifiquémosle de nuevo con nuestras culpas. Si su amor nos importuna:, ha– gámonos sordos: si su gracia nos solicita , re.sistamos sus ins~ piraciones : si la conciencia nos turba , ahoguemos sus re; mordimientos; y si la gloria nos convida con la posesiou eterna de sus bienes , conmutém9sla por la compañía de un gusano roedor, de unas .llamas ·devorantes , . de ··una eterni– dad de ~ormentos , de furó~·es y desesperaciones· en'el infier– no. ¡ Qué razonamiento, amados mios , tan juicioso! Peró mejor diré : ¡ qué frenesí ! ¡ qué locura! · · ' Yo no dudo que al ir forqiando ~~tas.'iformidables re– flexiones , interiormente estar~is·vosotros confesando qne .un~ fe de esta naturaleza í1ecesáriamente ha de contribuir á ha– cer vuestro juicio mas severo, y mas horrible vuestra con– denacion. Pues añadid que esta mis.t?a fe os convencerá tam– bien en el j,Jicio del Señor de · infieles á las palabras y promesa·s que teneis hechas como christianos. No lo digo yo, señores : es san J u~n Chrisóstomo quien habla explicand~ aquellas terribles . palabras del Apóstol :· uo hay misericor– dia para los que detienen injustamente cautiva la verdad -de Dios. El santo es quien _con una elo·qüencia verdadera• XX 2

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