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34" SERMON XIV. . !" ron á_ experimentar al. principio , y nun<ca aexarán de pade~ cer. Por eso como n~g1entes leones nos rode·an noche y dia para que no nos salvemos , sino _-que ·con ellos eternamen– te nos perdamos : Tu credis 'quoniam unus est Deus' , · et dre. mones creduttt , et contremisrnnt.' Mirad como dixe bien. po: co ha con el apóstol Santiago , que en esta fe os pareceis á los demonios , pues ellos , como ha:beis oido , creen todos estos adorables misterios que cr€eis vosotros. Pero ahora añado que en esta fo · os exceden los demo. nios. ~o falta mas , direÍ's vosotros ; sino que los diablos no;. excedan en la fe. No interrumpais vuestra atencion, y a– compañadla con un poco de .paciencia , y. vereis que yo no prefiero expresien qué. no pruebe· invenciblemente: Vosó– tros, malos christianos ; que sois con quienes _yo únicamen· te hablo : vosotros , digo , que viviendo habitualme.nte e~ pecado blasonais tanto de vuestra fe , escuchad,,segunda vez al mismo apóstol Salltiago._ El -santo no s0lo .dice .que los de• monios creen los adorables misterios de la relig~on christia– na , sino afirma también, que creyéndolos tiemblan : Di· mones credunt , et contremiscunt. Es decir, que creyendo el diablo la presencia de Jesuchdsto en el adorable Sacrament<> del altar , huye de su presencia lleno de miedo~(~), ói tiembla horrorizado delante de aquel Dios de . infinita ma– gestad que as·iste en nuestros templos ; y vosotros QO solo, no temblais , sino que entrais en la iglesia llenos de vanÍ· dad y soberbia ': asistis en ella _sjn respeto ni reverencia : ro– bais á' J esuchristo las atenciones qne le son debidas ·espe• cialmente en su templo : buscais con los ojos vuestros cono– cidos , y tal vez el fomento torpe de vuestro impuro amor: (a) Dtem011et fugiunt uói virlen t tangui11em Domini cum::: S. Chris. i~ ]oao, homil. XLVI, n. 3. nov. edit. D.E I.A FE llRÁCTJCA. . . l . ~ ?43 le comuri1ca1s por a vista los sentimientos de Yuestro cor- rompido corazon; y teneis el sacrílego atrevimiento · d.e aba– lanzaros al santo altar para hacer morir en vuestro pecho al hijo de Dios eterno , comulgando en pecado , y comiendo con espantosa tranqnilidad vuestro juicio y condenacion. ¿Quién tiene , pues , .mas fe de la real presencia de J esa– ch_risto en el santísimo Sacramento , el diablo que tiembla á su vista , ó el_ maJ. christiano que . á su vista le ofende y atrópella? ¿ el diablo que huye horrorizado , ó el mal chris- , tiano que le ·cmziJica · atre_vido? Yo no quiern resolver; sen– tenciad vosot\rns : Et d«mones credunt , et contremiscr-mt. Cre.yendo los·. dem0nios la existencia de aquel D ios omnipo– tente que los cri~ , tiemblan y se espantan coósideraudo su atrevimiento en hab~rle ofendido é irritado con su soberbia, quando debi~n haberle- servido co~ todas las fuerzas de su espíritu en agrn~e~imiento d~ -haber!os s~cado de la nada , y llenado de bend1c10nes ; y el hombre pecador léjos de estre– m~erse por su pe.cado cometido delante de Dios , pasa á repetirle innumerables vezes : se alaba del pecado , vive go- .zoso en el estado infame del pecado, y persevera en. el pe- cado · la mayor parte de su vida. ·¿Quién. , decidme , tiene mas fe, el diablo qu~ tiembla por una sola vez que ofen– dió á Dio.s ; _ó el hombr~ ~ que despues de multiplicar los pe- .cado.s , ni tiembla, ni se estr-emece , ni se espanta? Pero no lo digais ; pues sin decirlo, ya lo conoceis. Si el mal christia~o 't ' • ' s1 el hombre p.ecador tuviera ·la fe que el diablo tiene 1 cree- ri~ y temblaría como el diablo : Dcemones credunt , et contre– misctmt;, pero él no tiembla, porque su fe pereció. No lo di– go y.o ; · seño.re ,s : lo dice el Espíritu santo por s.u profeta Je– remías : P_er.#tftdes, .et ablata est de on eorum (a). Ellos (a) Jerem. c. vii. v. ~8.
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