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SERMON XIV.· '4º en mis accio·nes , paciente , sufrido y adornado de ·todas las virtudes morales , que mantienen al alma en una impertur– bable tranquilidad ; y últimamente di la vida por confesar la ' unidad de Dios , y burfarme de la multitud de diosecillos de1 paganismo , sin embargo de haberme criado y educado en él. - Y o , replicaria el segundo , fuí un hombre de acreditada in– tegridad , severo· contra los vicios , valiente contra los ~nemi~ gos de mi patria ' sufrido contra mis calumniadores ' continuo fiscal del luxo de las matronas romanas; y mi corazon, superior á tqdas las grandezas, se ,hallaba tan inmutable á la cabeza del senado, como arrimado al arado en el cultivo de mi haden- ' da. Estas son nuestras obras con que probamos nuestra fe humana: manifiéstanos tu fe divina, faltándote las obras : Os– tmde miMJidem tuam sine operibru , et ego os~mdam tibi tx operibus ftdem meam. Estos son , oyentes mios , los ar– gumentos de los gentiles : ellos á la verdad .flOS convencen, ellos ciertamente nos concluyen. · 5 Sin duda , direis vosotros, es preciso confesar que no te– nemos una fe universal de las verdades prácticas del ,evangelio tomo los-buenos christianos. Tampoco nos acompañan las bue~ nas obras mor~les con que probar una fe humana como los gentiles ; pero á lo ménos nos asiste una fe especulativa de los adorables misterios de la religioo·. Creemos con to– da firmeza la ·existencia de Dios , la Trinidad de. las perso– nas , y la ·Encarn~cion del divino Verbo. Esta fe ciertamen-– te no ·se n~s pu~de negar. Que nos falte la fe práctica de las verdades , de las costumbres , pase ; esto es : concede-- ~\ mos sin dificultad que seamos hereges de los mandamientos, · ~ como vulgarmente se dice ; pero nadie podrá asegurar con verdad que no somos fieles creyentes de los artículos. Yo, señores, no lo niego ; pero esa que me decis es puntual– mente la fe de los demonios. No os escá~dalizen · nus pala- D.z tA F.s !llÁCTICA. r 3·4'~ bias : · éllas contienen una verdad terrible , y que yo profie– ro con todo el sentimiento de mi espíritu , y despues de la mayor reflex1on. . Escuchadme : no he dicho bien. Oid ~l apóstol. Sa.otiRgo , que dice de esta manera : ' Tu credis (jtl.~niam unus est De.us::: et dremones credunt, et contrem.Ís· ' ,unt (a). Tú_ crees hay un solo Dios eterno y soberano, cria– doI de todas ias cosas visibles é invisibles ~ y que como rec– tísimo remunerador, dará á cada uno el premio ó castigo eternó conforme fueren sus . obras. Tambien los diablos lo creen , dice el santo ; · y_ ~aben por experiencia de los brase– ros eternos, las penas á que son condenados.los soberbios. TCi crees en · J esuchristo, Dios y hombre verdadero_, en su na– cimiento, vida, pasion y muerte : Etiam doemones credunt: tambien los demonios . lo creen , y rabiosamente se quejan por la copiosa redencion de esté hombre Dios , que arruinó su tiránico_dominio en todo el orbe. Tú crees en la virtud de. los ·sacramenl!os de la santa Iglesia , en las gracias que canfieren , y en sus _maravillosos efectos sobre las almas: Etiam doemones credunt : tarnbien los demonios lo creen,. y por eso furiosamente pretenden que unos callen pecados por ·vergiienza . en la confesion : que otros se confiesen si11 dolor y , sin propósite : que otros dilaten las confesiones mn– cho tiempo : que otros entren al matrimonio en pecado mor-:- . tal: que otros reciban los sagrados órdenes sin vocacioa : que otros comulguen sacrílegamente ~ y que otros mueran sin el sa.grado bautismo. Tú crees que hay una glotia llena de bie– ntl,s para los buenos , y un espantoso infierno repleto de males para ·10s pecadores : Etiam doemone.s credtmt : tambien los demonios ~reen la vida ete!na que perdié ron , y creen la interminable duracion de aquellos fuegos que ellos empezá- .. (a) Epist. B. Jacob. Apost. c. 11. v. 19. ,

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