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3 2.4 .SEini!oN· XIII. Precisada ini alma á mirar con los ojos de mi' cuerpo los es– cfo.dalos del mundo , suspira ansiosa por aquella region de la paz y descanso eterno. Mi corazon fnera de su centro quiere buscar el centro de su amor en aquel Dios .de santidad que reyna en las alturas : Cupio dissol'Vi, et esse cu,; Chris– to (a). Yo no puedo sufrir mas el peso importuno de ·este c~erpo de muerte , de esta distraccion de mis sentidos , de este velo de la fe que me oculta las perfecciones de mi amado. Romped , Señor , estas cadenas que detienen mi al– ma en esta cárcel corruptible ' para que te alabe eterna– mente: Educ de custodia animam meam (b). Y vosotros, pecadores , ¿ entendeis lo que hablo? Vosotros sumergi– dos en e~ k>dazal' d~ la lascivia ,· abrasados en 'la sed in– saciable · de la avaricia, y consumidos con la fiebre mortal de la envidia , la Íhaccion y la pereza , ¿esperais tener en el cielo una inmensidad de bienes para el cuerpo : una inmen– sidad de bienes para el alma ; y una inmensidad de -bienes poI toda la·eternidád? ¿Sabeis lo ·que quier~ ·decir esto? Pues esc-uchádme en esta . ' . • r: TERCERA PARTE. . S~ , christ_ianos mios :· vosotros lo sabéis qne la · eter– nidad de los bienes· solamente se halla en la gloria: Nada en- · la tierra es sólido , todo · es f;ágil. ·Los 'imperios , fas monarquías , los estados despues de haber florecido por al– gun tiempo , se pierden y abisman en un olvido eterno : las grandezas mas fastuosas se obscurecen : los hqnor~s y em– pleos 111as brilhrntes son- unos tft.nlos especiósos que apénas· extsten quando desapare~ei1 , y en fin, · todo le terreno es arrebatado por esta rápida corriente de momentos frágiles •,. (a) D. Paul. Epist. ad Philip, c. f. v. ~3. (b) · · P~alm. cx:u. v-. 8. DE LA GLOiiA. 325 que pasan ·, y ·nunca vuelven. Vosotros y yo ~omos testigos de haber visto con nuestros propios ojos las tristes ruinas y lamentables destrozos de tantas fortunas inmensas, edificadas "' sobre la frágil arena de las esperanzas del -siglo : de tan– tos •palacios magníficos convertidos en un despreciable mon- · ton de materiales perdidos , abandonados y deshechos , de tantos jardines amenos mudados en un .terreno fragoso lle– no de matorrales y espina.s : de tantas casas soberbias re.: ducidas á una.~hoza humilde ; y á la pres.encia ' de tantos– desengaños nos hemos visto precisados á exclamar con el Profeta: Transi'Vi, et eccc non érat (a). Yo ·he pasado:pot la casa de este hombre elevado como los cedros del. Líba~ po : miré con atendon ,; y · desapareció en un momento d¿ mi,presencia :.busqué ~l lugar donde exisria ,- y hallé la ins– tabilida'd de las· cosas humanas , pues ·ocupaba otro su· º1t.i~ gar , ·y nadie se acordaba de él éomo si jamas hubiera vividó en el mundo : Qua:si'Vi eum , et non est in'Vcntus locus ejus. A la verdad , quando en el mundo se halláran bienes sólidos , bienes ciertos , bienes que no se hallasen acompa– ñados de la envidia de unos homores que los desean , de la av~ricia de otros que los disputan , de la malicia , la injns~: ticia, y las violencias de otros que los roban : aun qu~n .s do. dos bienes del mundo se hallasen sin mezcla de . iliales miéntras exhten , esta sola circunstancia de su instabilid1ttl bastaba para hacerlos despreciables : bastaba , digo , pa1~a apartar el corazon de su amor desordenado , y elevarl'e :í aquellos bienes eternos que Dios tiene r~servados p:ira los justos : aquellos bienes sin vicisitud , sin mu~a?.za_: biene,s estables., bienes permanentes , bienes eternos. ¡ Qué felici– ·dad ! ¡qu'é dicha! poder decir nn justo: yo soy bienaven·· , (a) Psalm:-xxxvr. v. 36.
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