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294 SERMON Xll. do11ada de Dios? ¡ Qué rabia , y qué desesperacion ! : Sóif amados mios , de piedra? ¿ Sois <le brenc-e ? ¿ De dian~anrei ¿ Pues cómo , decidme , podreis estar sin ver á Diós _?' ¿ Sin ver la humanidad santísima de J esnchristo nuestro amabilísi~ roo Redentor? ¿ S-in mirar la !1ermosura incomparablp de Ma.. ·ría santísima , la bolleia de les ángeles , los santos· y san– tas de la gloria? ¿ Cómo estareis mit.ándoos desterrados de aquella patria celestial , centm de todos los bienes , casa de Dios, ,lugar del descanso eterno , habitacion de la paz in– .terminable? ¡ O, cómo á la vista de aquel cielo serán los infelices réprobos mas étuelmente atormentados-! Plus tor– qttentur c.elo , quam gehenna (a) Mas padecen , decía san Pedro Chrisó1~go , con fa vista del cielo, que con la del in– fierno, Mas padece el rico avarfo-nto viendo á Abrahan , aun– que allá á lo léjos , que con la .cercanía de las Ha-JI1as en que está envuelto: Elevans oó!ttlos suos cum tu-et in t.otimmti:r, 'IJiJit Abraham d longe , .et La:;.,an,m in ;inu ejus (b). Mas padece viendo al pobre Lázaro en el delo , que mirfodose á sí mismo en -el infierno. Tal es , é .irrfinitamente mas de- .plórable el estado de un réprobo at01,mentado en el -abii– mo por su en.rendimiento y su ,memoria. Tal es el -estado de millones de personas , mu.:has de las quales aonocisteis vo– sotros, · las hablasteis , visitasteis• y tal vez fuisteis 1,,:i,1ba de su eterna perdicion. Tal es el esmdo de tantos soberbios que entum·!cidos con su nobleza y -su ciencia ,d-espreciáron y ul– frajáron á sus próximos. Tal es el estado de tantas nlu– geres va11as , que llamándolas Dios al retiro , á la oracion, á la freqü~-ncia de sacramentos , al cuidado de su casa, á la modestia en el vesnido , y á. despedir esos hombres .ocio· (a) S. Petrus Chrisot. (b) S. Luc. c. xv1. v. z3. DEL INFIERNO, 50 .s y pestíferos , que no tienen mas ocupacion que corte– j,r nmgeres· sin pudor , ensuciar matrimonios , y llenar de escándalos las· familias , ellas cerráron los oidos á los lla– mamientos de Dios , y muriéron en su pecado.. Tal es el (}stado de tantos libertinos qne se entregáron á todos los placeres de la vida , de tantos incrédulos que se burláron de la rel_igion, de tantos viciosos qu,e viviéron sumergidos en el loda,zal del pecado. Tal es , vuelvo á decir , é infinita– mente peor, el estado de un alma en el infierno , atormenta"'. da con la vista del cielo, con el c01iocimiento de Dios , con la nwmoria de María santísima, con la noticia de todos los ánge– les y santos , y de todos los bienes naturales y sobrenaturales que perdió : Plus torqttentur r~lo, quam gehenna. Pe~o es necesario , amados mios , qu~ aumentemos á es– te infelicísimo estado una nueva pena , que atormenta crnelí– simamente á los condenados en el infierno. Miéntras que el cuerpo , ardi_endo e~ vivo fuego , padece en todos sus senti– dos una inmensidad de penas ~ miéntras que la memoria y el entendimiento , con tristes representaciones y melancólicos pensamientos , afligen el alma , la voluntad estará apetecien– do , con la fuerza mas incomprehensible , lo que nunca po– seerá ; y aborreciendo con el mayor horror lo que jamas de– Jará de poseer. ¿ Qué cosa mas penosa que este estado, de~ - da san Bernardo, querer siempre lo que nunca será , y no querer jamas lo que nunca dexará de ser? Qnid tan pa:nale, quam semper -velle, quod-numquam erit , et semper nolle~quoá n1,m.quam_non er#? Como el alni,a foé . cri; da por Dios , para amarle y gozarle eternament:e como su último fin , y cada cosa apetezca na-turalmente sn misma felicidad , se hallará el alma de un réprobo en un conato eterno para acercarse á su Dios , como á su último fin y completa felicidad; pero la rna• no pesadá dd., 'Orunipo,epte, la estará siempre oprimiendo y

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