BCCPAM000538-3-100000000000000

ra que no baxemos en la realid:¡d quándo . mttértos. Pongá-: mos , á imit.acion del santo J oh (a) , nuestra habitacion en me– dio de aquellas tinieblas , para que entendamos algo de lo mucho qu~ allí se padece. No penseis que voy á aterraros COR exageraciones infundadas -ó conjeturas inverisímiles. La ver– dad que yo os anuncio ' es por sí misma tan terrible ' .que basta proponerla como fa enseña la fe. Ved aquí todo el ·asurt– to reducido .á estas tres sencillas , pero infalibles y formida– bles verdades : ~n el infierno hay una inmensidad de penas para el cuerpo ., prii:nera proposicion: ~n el infierno hay una. inmen-sidad de penas para el alma, segunda proposicion : en el infierno .hay una inmensidad de penas , qne resulta á lo·s coa– denados _del conocimiento de esta misma interminable eterni– dad, tercera y última proposicion. , Señor y Dios altísimo, que por los incomprehensibles secretos de vuestra adorable ·providencia me hab~is desti– nado para 4Punciar á los pueblos vuestra divina palabra, no permitais que la frialdad de mis expresiones impida el fruto que puede producir en las almas el mas terrible y mas espantoso expectáculo de quantos nos enseña la religion chris- · tiana. Penetrad mi corazon de las grandes verdades que Y? anuncio ., para que sean mis: palabras como una espada de dos filos que penetre el corazon , el corazbn de los chris– tianos que me escuch~n; á fin de que ellos c,:omprehendan al– gima parte de la inmensidad. de penas que teneis reserva– cla en .los tesoros de vuestra indignacion para los que no hacen penitencia. Vos, Señor, que teneis la llave de la mu~r- – te y del infierno , abrid á nuestros ojos las p~ertas de aque– llas cárceles eternas. Abridlas Dios omnipotente y santo, pa- ••• 1 (a) Infernu1 domu, mea e1t, et in teneórit ttravi lectulum meu,,,. Job, c..~v.u. v. 13. . ·· DEL INFIERNO. 281 !ª que y~ habfe de ellas con prÓpiedad y fr~to de mis oyen- - t(?S, Esta gracia os pido por la intercesion de María santí– sima, con cuyo patrocinio prosigo así inmediatamente de- · )llOStrando las tre¡; Verdades que he propuesto. PARTE PRIMERA. Para daros ~esde luego alguna-idea de la verdad de mi primera prop·osicion , en que aseguré que babia en el infierno -una inmensidad de penás para el cuerpo , quiero acordaros aquel formidaple azote de las serpientes , con que el Omni– potente castigó á los ingratos israelitas. Los había sacado de Egipto con los mayores prodigios y maravillas : les había da– do su santísima ley con la mayor magestad; y conducido poi: muchos años en el desierto , llenándolos de toda suerte de fa– vores. Sin embargo ., ellos siempre rebeldes, y de 9ura cer– viz , pusiéron en olvido todas estas gracias y misericordias del Altísimo , y murmuráron ·contra Dios , y contra Moyses: Cur eduxisti ttos de Egypto , ut moreremur in sotitudin,e? Anima 'nostra jam nauuat super cibo isto le-vissimo ( a). Irri– tado Dios contra su pueblo , destacó de la Arabia desierta un exército numerosísimo de venenosas serpientes , y las enca– minó á los tabernáculos de I srael , para que con sus ardien– tes mordeduras castigasen á aquellos rebeldes murmuradores. A la impensada avenida de tan terribles monstruos , que arro– jaban fuego por los ojos , y ,por la boca mortífero veneM, pretendian unos huir y apartarse de los reales , pero en vano, porque las serpientes, los seguían y alcanzaban .en tod-as par– tes ·: otros procu~?ban esconderse , pero en vano ,. po~– que las serpientes los buscaban , y encontraban , por mas escondidos que se hallasen : solicitaban ótros sacudirlas de sí, (a) Lib. Numerorum' c. lQCI, v. S• TOM, 111, Nn

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz