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~4 . -. • ;,' · SE1í.MON 1. , : '. J. ces sus oídos : vos solo sois quien herís los corazones : ·to. do quanto trabajamos será inútil, si vuestra gracia no lo vi. vffica y anima. · No somos ·, Señor, mas que débiles instrú..~ menros incapaces de hacer cosa buena, si vuestra _mabo .no nos ayuda. Abrid nuestros : labios para anunciarles vue~ttr;¡s verdades ; pero abrid tambien sus corazones para que Ías reciban. Llegue 1 Señor , á su dichoso fin lo que en . vues. tro nombre : empezamos ; . y si el demonio con sugestiones continqas , si el 'mundo. coh. ·sus aparentes vanidades , si la carne con sus temibles asaltos se oponen á nuestros ·intentos: Exurge Domine , et judica causam meam, levántate Seño·r, y sed juez· de ·nuestra causa , reprimiendó sus insultos, sus .Comqates , SUSf tentaciones .; .si todos tres enemigos del alma -tomasen las armas para hacernos guerra : Exurgat Drus, et disipentur inimici ejus, levántese el Señor, y confúndanse sus enemigos. Huyan de su divino rostro quantos aborre·– t:en . su .doctri~a , quantos patrocinan el vicio, aborrec~n 1ª virtud , ·fosultan· á la justicia , se burlan de la inocencia, y mofan · de la santidad. Disípense · á su pres'encia ·c;om<? · la niebla á la del sol: aniquílense - sus designios, y prevalez– ean los vuestros, que son de salvar las almas por medio de· esta misiori. Vamos pues todos á hacer ·guerra á los vi– cios , á destruir los pecados , á postrar el imperio de satanás en este pueblo. ·~osotros , aunque pobres pecadores , los ángeles del Señor, los santos y santas de la corte del cielo, María santísima reyna y señora nuestra, y este Dios crucifica– do· , todos os convidamos con·el perdon de vuestras culpa5: venid almas , pero venid llorosas , venid arrepentidas : ve– nid , pero como ovejuelas ·del buen pastor J esus, y de la dulcísima pastora María: venid, pero balando, y diciendo con ' el mayor dolor de vuestros corazones: Señor mio Ju11ckrú· to, &c. " •• •i •• ! 1 · SERMON II. DE LA PALA·B:RA D ·R · DIOS. .• • ! . Buiti qui audiunt 'Verbum 'Dd, et custodiunt illuil. t (, s. Luc. c. XI. v. ~s. 1y:., i palabra de Dios! ¡ Oíd la palab~a d: Di~~! .E~~e era ·el • 1 mor de los profetas , ordmano pnnc1p10 de sus- antiguo e a . . . · · y primera expres1on de sus discursos : Verbtu/1, mts10nes, _ D • • Aud/te wrbum Domini. Y á la verdad , senores, omini. • . . d hay mas capaz de sostener la atenc10n '. y estlma- ~e ~ a . . . . l · d los hombres , que saber . es Dios, mismo el . que os. c1on e l ... habla , y que por débiles é indignos que . sean : OS'. mm1s;; tros de quienes él se sirve , nó dexan de ser sus palabras, palabras del mismo D ios. ., . . . O voz admirable! ¡ o expres1on sublime! Palabra de 1 d 1 , . Dios, poderosa para convencer to os. .os espmtus , • ganar todos los corazones, y subyugar en un mortjehto .todos. los hombres. Palabra de Dios, sólida en tni5 máx1mas, pura en tu moral , santa en tus misterios. Palabra de Dios , con– sagrada P.ºr el 'ministerio d~ los ángeles, sost\;nida,con :ºi oráculos de los prqfetas ; regada con ,el suclor de¡ilos ap,o5- toles , sellada con la sangre de tantos mártires. Palabra de Dios, á cuyos ecos se arruinan los ídolos , se demnelen sus templos, se vence el gentílismQ ,, y bs ,bárbar:as naciones se sujetan. Palabra de Dios , á cuya fuerza los errores :se con, fünden , les abusos se reforman , los disgustos cesan , y to– das las contrariedades se desvanecen. Palabra de D ios , tan poderosa en otros tiempos S?bre los corazones , tan respe~ table en los .:\Dtiguos .pre4ica~ores , tan eficaz ,~ob~eJos -p,ri– meros oye~~e~, iqué se i1a · he.ch ~. b e~t~·usion :de·.iu .po- ro~ nL D
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