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!116 - S2RMON IX. ...,. - sabe, si" acabareis: felizmente la navegacion· de vuesfra vída, y llegareis con ella al puerto de la muerte ~ ~ste es un i?uerto borrascoso , y lleno de vagfos , en que han naufra. gado_ innumerables. Nosotros n? tenemos experiencia de sus escollos , los enemigos que en él nos esperan, son mu y _dies– tros y valerosos : nuestra naturaleza ·muy enferma : ~us fü~rzas débiles: los santos mas acostumbrados á vencer 'en __ _las batallas del espíritu estan temblando y llenos de horror en aquel ·momento crítico , y en aquel paso forzoso en que no se aventura ménos que una eternidad. ¡ Ay Dios , que incertidumbre tan terrible ! Los Antonios , los Arsen'ios, los Hiláriones , estos soldados agnerridos en . la milicia es– piritual tiemblan en este combate decisivo ; i y vosotros, christianos, siendo unos soldados cobardes que mil veces habeis sido vencidos del demonio , el mundo y las pasiones, estareis sin temor , horror, ni espanto 1 Vosotros que pa– sais la vida _en un continuo pecado-mortal , cayendo y re– cayendo centenares de veces en torpezas, embriaguezes, so– berbias , murmuraciones , discordias y enemistades , ¿ en qué ' éstado morirei~ ? Vosotros que abusais con la mayor _impie– dad de los santos sacramentos , por no dexar las ocasiones del pecado , por no restituir los bienes mal habidos, por callar con una criminal vergüenza vuestras culpas al minis-, tro de J esuchristo , ¿ morireis en gracia de Dios ? Y osotros, que ignorais lo que es mortificacion de las pasiones, venci– miento de los viciosos apetitos, oracion , silencio , humildad, ·modestia y mansedumbre, ¿cómo morireis ~ Vosotros que desestimais las inspiraciones de Dios, los consejos de los con- _ .fesores, las amenazas de los predicadores , ·i en qué estado morireis ~ Ello se está diciendo , amados mios. En pecado vi– visteis , en pecado morireis : como es b vida , es la muerte, dicen los santos : qualis 'Vita , ftni's ita. U na muerte pr~ciosa DE LA MUERTE. 217 es término de una vida irreprehensible ; pero una vida pé:. sima no puede tener por' fin sino una muerte horrible y formidable en la presencia de Dios. · ¡ O qué letargo tan funesto, decía san Agustín! Qnien no despi"erta al trüenG de estas palabras , mas está muerto que dormido : Ad tam magnmn tonitruum qui non e:i::pergiscitur. non dormir; sed mortuus est. ¿ Pensais acaso que podreis rem~diar con uua segunda muerte el daño de la primera ? ¡ O qué error ! U na sola v_e-z .se muere , y las resultas de esta primera muerte son irremediables por toda la eternidad. Pero esto fué lo 4ue propuse para la TERCERA PARTE. Y o convengo, christianos mios , en que seria menor riues-, tra temeridad en exponernos á una mala muerte con una mala viq.a, si pudieramos morir dos ó trés veces, y reme- - diar con el acierto de la muerte segunda el yerro de la pri– mera ; pe1~0 hay un decreto de Dios , dice san Pablo,: para que todos ·1os hoi:nbres 'mueran u,na ·sola .vez : Statutum est_ hominibtts seme! mori (a) , y . no pµ~do comprehender co-. rno no nos .llena .de espanto el considerar hts- r~sultas, irrepa::: rabies de esta 'mtieri:e:: Si núestra alma se-aéail>a~ comnues-~ tró . cuerpo: si·,·núestro espfriru . se enc.ertase eqvelse1·1C1kr&" con nuest'ra cai:ne : si ámbos se convjrtiese_n en corru'pcio11:1 en polvo, en na.da, seria muchas : veces la nm~té:1 un. mt,– tivo. de consuelo á las miserias :y calamida_des dé lá v;ida; Pe-: ro como es .una véi:dq_d . de fe _que :hizo Dios ,al -homb~e. inexterminable ., comó. dice el .-.Sabio :. Deus c-reavit: komi:.. 11em i'nnt, rminabitem (b):: . tt ·ucundttm imagintm ejus.crea'V.# (a,) S. Paul, Epis t. ad Hebrí\lOS, c. 1~. v. i,,7. (h)!P .Slip, e, IÍ', v.: 23.,' TOM, II.

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