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Ps Ebo ls A AAA - S : o , e MopDELO DE LA PENITENCIA, 77 zon el número , las especies , las circunstancias de sus peca- dos ; tantos malos pensamientos, tantos deseos impuros, tan- tas miradas libres , tantas palabras indecentes, tantas modas escandalosas, tantas amistades con hombres corrompidos, tan- to olvido de su alma , y tanto menosprecio de Dios, Mu- lier que erat in civitate peccatrizx. ¡O Dios de mi corazon , con qué ojos tan compasivos mirariais á la Magdalena , llena de tan saludable' confusion por los' provechosos remordimientos de su conciencia! Con guánto agrado la escuchariais reprehenderse á sí misma, y exclamar : ¡ay de mí! yo he perdido el pudor, que ha si- do siempre el mas bello adorno de las mugeres:: he huido la compañía de las personas virtuosas : mis amistades han sido con jóvenes sin conciencia ni religion : he malgastado los años de mi-mas florida edad; y ahora me veo hecha la abominacion de los ángeles , el horror.de los santos, la risa de los demonios, y el aborrecimiento de Dios. Este pro- vechoso pensamiento la llenaba de aquella vergiienza santa, de aquella saludable confusion, que es , dice un santo pa- dre, la primera voz de la penitencia ; y ved aquí lo que falta á la mayor parte de los pecadores. Ellos no saben lo que es avergonzarse como conviene , dice el profeta Jere- mías: Erubescere nescierunt (a). Viven sumergidos en los mas horrendos crímenes , hierven en su corazon los mas abo- minables pecados , claman en su conciencia las culpas mas vergonzosas; pero comó no entran á exáminar su interior, como no escuchan á. su: conciencia , pasan la vida sin mie= do de la eternidad que les aguarda , sin susto de la muer- te que va á acometerles , sin espanto del terrible juicio de Dios ¿que yan á- entrar , hasta que cumpliéndose el nú- 10) Jerem. €. vi. Vi 13» A a A | ñ 1 ] li ho A ad e.

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