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$ a ; y 7 rá > RÓS IVANA Ta a 74 Sermon 1EL pecadora. Ciertamente , no solo no pareceria extraño , sino que le faltaria al discurso una parte muy notable , si yo no os dixese que era tenida Magdalena en sujuventud por una de las mayores hermosuras de su tiempo, dando nuevo lustre á su belleza la bizarría y elegancia con que se adornaba. Su enten< dimiento era vivo, claro y brillante : su genio alegre, festi- yo y despejado : su ayre naturalmente desembarazado y gar» yoso. No se dexaba ver en público sin un ostentoso aparato de galas y joyas que deslumbraban-á quantos la veian. Nin- guna dama hizo jamas tanto ruido en el mundo con sus des- órdenes , y ninguna acaso ocasionó tantos daños á las almas. En fin , no seria extraño deciros , con san Agustin, que Mag- dalena era una dama muy famosa , pero de muy mala fama: Vidistis in civitate mulierem famosam , mala utique fa- ma(a). Pero aunque no fuera extraño del asunto, ni ageno de la verdad hablaros de esta suerte, parece justo respetar el silencio del evangelio , que no dice mas que una sola palabra de sus «desórdenes y mala vida. Contentémonos pues con sa= - ber que Magdalena fué una grande pecadora , ántes de ser una ilustre penitente ; Mulier que erat in civitate pecca- trix(b). La atencion que debemos poner en su conversion, no nos permite distraernos con lá memoria de sus miserias..No busquemos el ídolo del siglo á presencia de sus perennes lá= grimas , ni mezclemos el incienso que ella recibió de los mun: danos en algun tiempo, con el precioso bálsamo que derra- mó á.los pies de Jesuchristo. Detengámonos solamente en-re= presentar con viveza su dolor , sus lágrimas, su penitencia: tomémosla por modelo , y tratemos eficazmente de imi- tarla. Toda penitencia, si es verdadera , consiste en tres indis- (a) $. August. hom. 28. (a). S, Luc, €. vm. y. 37.

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