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: - Ball A pe ¿E - e Pa : a o NECESIDAD DE LA PENITENCIA. 67 indignacion del Juez supremo , con frutos dignos de. peniten» cia. ¿Puede darse conducta mas irregular é inconseqiiente? Abandonar la hacienda , separarse de la muger , desterrarse de los hijos , y exponerse á perder la salud y vida por lo que im- porta casi nada, y hacer nada por lo que vale mas que todo? Pues , señores, el decreto está dado : vosotros estais compre- hendidos en él, como yo y todos los pecadores ; ó infierno ó penitencia : Nisi penitentiam habueritis , omnes similiter pe- ribitis, Hombres ambiciosos , vosotros rodeais el mar y la tierra por adelantar un grado en vuestro empleo : vosotros por con- seguir un temporal establecimiento exponeis , unos vuestra vida á las hinchadas é inconstantes olas de los mares , y á la irritada furia de los vientos : otros os arrojais á las bocas de fuego , á las espadas y vayonetas; y siendo tan valientes por conseguir un premio momentáneo , solamente sois cobardes, sois débiles y delicados quando se trata de alcanzar un pre- mio eterno , por medio del dolor , lágrimas y asperezas de la penitencia. ¿Qué quiere decir esto? Lo que vosotros querais. Mas lo que yo digo es que el decreto está dado : ó infierno Ó penitencia : Nisi penitentiam habueritis , omnes similiter peribitis. ¿Sois delicados? Sedlo enhorabuena : delicadas eran mu- chas princesas y muchas reynas , y sin embargo de su delica- deza afligian sus cuerpos con penitencias. Delicada era santa Margarita , hija del rey de Hungría , y 4 los trece años de su edad ceñia su cuerpo con una faxa de cerdas , le rodeaba con una cadena de hierro , y ponia abrojos en los zapatos. Deli- cada era santa Isabel, reyna de Portugal , y ayunaba dos dias de la semana á pan y agua. Delicadas eran santa Catalina de Sena, santa Teresa de Jesus, santa Rosa de Lima y Otras mu- chas santas ¿ y con todo eso maceraban sus carnes con ayunos, 12 e oras

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