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De La MisermicorDIA De Dros. 41 ma , ¿qué os detiene? ¿Temeis que no os reciba el Señor porque han sido gravísimos vuestros delitos? ¡ Ah pobres pe- cadores de mi alma! ¿Serán tan enormes. como los de,Saulo, acérrimo perseguidor de la Iglesia de .Jesuchristo ; y cruel homicida de los christianos? Pienso seguramente que no; pues si hoy vemos-4 Saulo en los altares , convertido en un san Pa- blo ,. ¿por qué piensas no hará contigo el Señor.lo que hizo con Pablo y tantos otros?: ¿Temes acercarte y porque has re- petido esas .culpas muchas veces? '¿Porque has sido infiel á las palabras que en otras ocasiones has dado á Dios? ¿Porque has vuelto á reincidir en tus vicios? Mal has hecho. No pue: do ménos de decirte que temas mucho tu perdicion eterna. Sin embargo, no es Dios como los hombres. Estos solo ven el exterior; pero el Señor conoce los interiores. Los hom- bres como no ven el alma, se gobiernan en sus determina- ciones. por la razon y la prudencia humana : esta les dicta lo que será en adelante, , por: lo que fué en-lo pasado , y que como el reincidente faltó tantas veces :4 lo. prometido, lo mismo será ahora : por eso no le creen ; pero Dios, á quien mada se le oculta , mira con una simplicísima y penetrante vista quanto hay en el fondo. de los corazones. Esta es la cau» sa de que los confesores puestos sobre la tierra , para ab» solver en nombre de Jesuchristo 4 los pecadores ; suspeñdan algunas veces la absolucion por una conducta sabig-y' néces saria ; porque como no ven el interior, dudan de A dad de su conversion:, y esperan .en los reincidentes seña= les nada equívocas de su «enmienda. Pero Dios que todo lo ye , y todo lo tonoce , sabe quando -es verdadéra la conver- sinceri- sion , aun del hombre mas reincidente y perverso , y así tar- da mas este , dice san Ambrosio , en recibir el perdon , que el Señor en concederle : Tardins ei videtur peccatori veniam dare, quam ipsi peccatori accipere. TOM. II. F

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