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390 SermoN XVL dives ín omnes quí invocant ¿llum (a): el Señor es Dios de todos: no hay en su adorable presencia distincion entre el judío y el griego , el bárbaro y el hombre civilizado: para todos es rico en misericordia , y se halla pronto y con voluntad de favorecer á quantos le invocan de corazon: palabras, finalmente , que destierran un error tan universal como dañoso en el mundo , en que se cree ser la santidad propia solamente de los claustros. Es cierto , amados mios, que las personas que. abrazáron el instituto religioso, se haz llan con mas proporciones,.con mas medios para conseguir aquel dichoso fin para que Dios las crió : se miran mas dis- tantes de los peligros que por todas partes rodean á las per- sonas del siglo: advierten mejores exemplos , que los mue- ven é incitan á la práctica de la virtud: se ocupan mas fre- qiientemente en dar culto al Omnipotente con las divinas alabanzas , con la celebracion de los augustos sacrificios , con la asistencia ¡perpetua á su templo santo :-se deslizan mas raras veces, y se levantan con mayor prontitud , y con un nuevo y mas vigoroso fervor. Todas estas verdades prác- ticas , que se tocan con todos los sentidos , yo las confie- so sin alguna dificultad ; pero como la santidad no es so= lamente' propia: de los 'claustros , sino de todos los chris. tianos ; es forzoso tambien confesar que no hay persona al- guna que no pueda y deba santificarse en su propia con- dicion y estado. Para convenceros de esta verdad , no era necesario mas que vosotros diescis crédito 4 mis palabras , quando digo como ministro de Dios, que su voluntad es que seais san tos, hac est-voluntas Dei, sanctificatio vestra (b): que (a) -Epist. Div. Paul. ad Rom. c. x. v. 12, (b)-. Epist. 1. Div. Paul. ad Thessal. C. 1v. Y, $.

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