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SoBRE LA ELECCION DE ESTADO. 373 que se me presenten, por mas repugnante que sea á mis inclinaciones, yo no me detendré un punto en seguir aquel estado para el que vos me quereis: Notam fac. mihi viam E rs y in qua ambulem, quia. ad te levavi animam meam (a). Para hacerse el alma mas digna de oir la voz de Dios, y eei oc seguir con mas' acierto su vocacion , se vale de la protec- cion de la Reyna de los cielos, y con todo afecto la di- ce : Madre dulcísima , bien sabeis mi corazon, y que no nd deseo otra cosa que el acierto, alcanzadme de mi señor Je- suchristo me Manifieste aquel estado en que quiere que yo le sirva. Ya veo, Señora , que el sacramento del matrimo- nio es cosa grande , y que hace bien quien le recibe; pero tambien sé que hace mejor quien por conservar su virgi- nal pureza no.le recibe. Santisimo es el estado sacerdotal, sánto el estado religioso , y todos los estados y oficios pue- _den conducirme á la santidad. ¿Pero qué sé yo, Señora, en qual de ellos me quiere Dios? Esta misma súplica hace á los santos sus especiales devotos, y para conseguir mas pronto y favorable despacho, procura fregiientar fructuosa- mente los sacramentos de confesion y comunion , y man- tener una grande pureza de alma con la mortificacion chris- tiana y retiro de los peligros. Porque es una verdad de fe que en una alma mala no entrará la santidad ni sabiduría, ni habitará en un cuerpo sujeto al pecado el conocimiento santo de la divina vocacion : ln malevolam animam non ín- troibit sapientia , nec. habitabit án corpore subdito pec- catis (b). El espíritu de Dios , que descansa sobre el humilde , que se complace y agrada con sus ruegos , no tarda en descubrir- le su voluntad , y manifestarle el estado para que le llama; y A a O O (a) Psalm. cxtir. v. 8, (b) Sapient. C. 1. v. 4.

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