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372 SermoN XV. muerte repentina y desgraciada de algun amigo, como á santa Margarita de Cortona : á aquellos por la leccion de las vidas de los santos , como á san Ignacio; y á todos ó por castigos Ó por beneficios, por inspiraciones secretas, ó exterior predicacion. Atenta pues, el alma á estas sobe- ranas inspiraciones , en nada pone los ojos que no vea se- ñales de su vocacion. Todas las criaturas parece la estan vo- ceando «con las palabras de Marta 4 su hermana María Magdalena : Magister adest , et vocat te (a). Mira alma que Dios te llama, que Dios te quiere para sí en este ó en el otro estado, no te hagas sorda á sus voces, no desestimes sus interiores movimientos : date priesa, ven á tu Salvador que'te llama , oye “su voz con que te habla: Festina igitur y veni ad invitantem te Salvatorem tuum , au- di salvatricem vocem ejus , que tibi loquitur (b). Entón- ces el alma oyendo tantas voces del Criador y las cria- turas , viéndose prevenida, movida, excitada, mirando á Dios como '4: su único: fin, y buscando solo la salvacion de sí misma , dexándose llevar de los impulsos de la divi- na gracia, clama, y dice postrada á: los pies de Jesuchris- to en la oracion : Vías tuas, Domine, demonstra mihi , et semitas tuas edoce me (Cc): aquí estoy señor y Dios altí- simo resignada 4 quanto quisieres hacer de mí : enseñadme Dios mio tus caminos: enseñadme á executar vuestra: eter- na y adorable voluntad: pronta, humilde y confiada es= pera mi alma saber lo que quereis de mí. Hablad Señor, que vuestro siervo oye : descubridme los designios que ha- beis formado: sobre «mi persona; que yo os ofrezco obe- decerlos y executarlos inmediatamente. Por mas dificultades (a) 5. Joann. c. x1. v. 28. (b) S. Maurus , Epist. ad Humb. (c) Psalm, xxiv. y. 4.

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