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A EA AAA A AA CA AIR E E. e A . 3 368 SermoN XV. continentes , y pasando con unas, costumbres exemplares la corta peregrinacion de esta vida , lleguen á coronarse de triunfos en la eterna gloria : Beata gens cujus est: Domi- nus Deus ejus, populus quem elegit in hereditatem sibi! ¡ Bienaventurada el alma que acertó con la divina voca- cion! Ella tendrá al Señor por su Dios, y será su' here- dad por los siglos sempiternos. Ya vais percibiendo que de acertar en la elección de es- tado, siguiendo la divina vocacion, se siguen todos los bie- nes imaginables , el cumplimiento de: los designios de Dios sobre sus criaturas , el lustre de los estados , la santificacion de las almas , el buen: gobierno" de las monarquías , el órden en las dependencias , la tranquilidad de los pueblos, la verdadera paz entre la» gentes, y la mas apreciable fe- licidad entre todos los vivientes: Beata «gens. cujuls'estiDo- minus Deus ejus , populus quem clegit in hareditatem sibi. Por el contrario, quando una persona abraza' algun estado para el que Dios: no le llama, sale fuera de los de- signios eternos que su adorable providencia ha formado, queda sin las gracias particulares de aquel estado, á que entró sin vocación , y abandonada á sus propias luces ex- tremamente débiles y defectuosas,:no da un paso sin tro- piezo, no hay tropiezo sin caida, ni caida sin pecado. De aquí se origina el trastorno general de los estados, las culpables omisiones de los empleos, la inobservancia y trans» gresion de las leyes, el universal disgusto de las gentes en su suerte , y la funesta corrupcion de todo el mundo. Podrán tal vez por unas ocultas é incomprehensibles permisiones del Altísimo conseguir grandes empleos , amontonar rique- zas, y elevar su fortuna hasta sentarse sobre el mismo tro- no , pero siempre serán unos intrusos, 4 quien Dios no lla- maba á reynar , y unos príncipes desconocidos del Señor:

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