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CONTRA LA CURIOSIDAD. 361 responsables de su pésima conducta ante el tribunal de Dios y de los hombres. Busquemos nosotros los libros de auto- res católicos , piadosos y de sana doctrina : instruyámonos de nuestras obligaciones , abrazemos alguna ocupacion «ho» nesta , que nos haga brazos útiles al estado, y empezemos 4 llevar desde nuestra adolescencia el suave yugo del Se- ñor con la observancia puntual de sus divinos preceptos: Hoc fac , et vives. Señores y señoras , que vivis en el san- to estado del matrimonio : si la curiosidad os precipita á imitar á otros y otras de vuestro mismo estado, que no cuidan de la hacienda que les dió el Señor, que omiten la instruccion, de su familia,. que la permiten comunicaciones peligrosas con personas de. otro sexó , de qualquier grado «y condicion que sean: que no procuran saber adónde van sus hijos , con quiénes se acompañan , qué conversaciones mantienen , dexándolos pasar la vida en una vergonzosa ocio- sidad , sin aplicarlos á algun oficio ó destino honesto, con que en adelante puedan ser unos buenos y útiles ciudada- nos , y unos christianos irreprehensibles ; si vieseis , digo, á otros padres y madres que se portan de esta manera, decid inmediatamente : Quid ad nos? tu videris : á nosotros, 4 quienes Dios no ha constituido padres de la patria, nisu- periores de estos otros, ¿qué nos importa todo eso? Edu- quemos nuestra familia christianamente , no la permitamos aquellas libertades que á nosotros nos fuéron tan ruinosas en la tierna edad : enseñémosla á temer á Dios, y obser- var sus mandamientos santos , y ninguno de los desórde- nes extraños nos perjadicarán; Hoc fac , et vives. Seño- res sacerdotes , ministros santos del omnipotente Dios: des- terrad la curiosidad, para que ella no os arranque del santua- rio , y leve disipados por las calles y plazas del siglo, sir- viendo de tropiezo á los fieles, que esperan de vosotros TOM, 11, ZZ