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ConTKA LA CURIOSIDAD. 357 tur (a). No pueden ¡ignorar las damas españolas , que esta inconstancia en los adornos es una prueba invencible de su insensatez en apetecer unas bagatelas, que en nada contri- buyen á su verdadero mérito, y que las hacen desprecia bles delante del Criador y las criaturas ; pero ellas, domi- nadas de la curiosidad , pasan miserablemente la vida, ha- ciendo y deshaciendo como las-arañas, desbaratando hoy lo que edificáron ayer , y alargando mañana lo que acorta- rán esotro dia. Y si estas vanísimas ocupaciones fueran res- pecto 4 las manufacturas del reyno: si vistieran siempre un trage nacional , aun quando le variaran con freqiiencia, se- ria el daño menor ; porque al fin ellas obrarian mal en gas- tar mas de lo que.corresponde á su clase, en traer á sus pobres maridos 'abarrancados, llenos de deudas con los co- merciantes , los sastres-, los maestros de coches, los joye- ros y Otros artistas; pero circularia el dinero dentro de nues- tras provincias, y la masa de nuestros caudales no se ex- traería á los paises extrangeros; mas sus vanos caprichos , y su perjudicial curiosidad , les hace despreciar los géneros nacionales , indagar , buscar y apetecer con ansia los ex- trangeros , aunque sean de inferior clase y de ménos du- racion , pero no de menor coste; y de aquí se originan unos males irremediables. Las justísimas providencias tomadas por nuestro sabio gobierno, para la prosperidad del reyno, que- dan enervadas : el extrangero se enriquece con nuestros mis. mos caudales : con ellos nos acomete en tiempo de guerra, con ellos nos extenúa en tiempo de paz; y nuestras fábri< cas , debilitadas por falta de consumo , vienen á perderse en- teramente, quedándonos nosotros en la clase de unos pobres (a) Eccli, €. xxyn. y. 12.

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