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CoyTrA LA CURIOSIDAD. 351 espíritu para que ciego se precipite en sacrílegas fábulas, para que resuelva con audacia en las cosas obscuras , y se abalance con arrogancia á la penetracion de las cosas ignora= das. Mirad qué cierta es mi primera proposicion , en la que aseguraba ser la curiosidad un obstáculo á la fe. No parece sino que el santo , con tan terminante autoridad , ha dexado mi asunto mas evidenciado que la luz. Vosotros , oyentes mios, á quienes Dios por una singula- rísima gracia ha criado en el centro de la fe, guardaos muy bien de investigar con una curiosidad excesivamente temera- ría sus misteriosos arcanos. Cave ea, os diré con san Clemen- te Alexandrino, que supra naturam sunt , curiosids inquire- re (a). Humillad vuestros entendimientos en su obsequio: creed firmemente lo que propone , y la Iglesia santa nos dic- ta : huid , evitad la perniciosa compañía de tantos libertinos, que dando á la razon humana mas riendas que lo justo , se abalanzan , se arrojan , se precipitan por alcanzar los adora- bles misterios de la religion con sus limitados y viciosos en» tendimientos ; y ofuscados entre el resplandor inaccesible de las verdades eternas , caen atolondrados en multitud de erro- res , heregías y pecados. Mirad con quánta razon decia el grande apóstol san Pablo: Non plus sapere, quam oportet sa» pere, sed sapere ad sobrietatem(b). Es necesario no saber mas que.lo que conviene , y aun esto debe saberse con so» briedad. Desterrad pues de vosotros esta pestilente curiosidad, y acompañaos de aquella otra curiosidad santa , que con do» cilidad nos conduce al conocimiento de los misterios de la fe, Tratad de instruiros en ella : cuidad de que se instruya vues- tra familia : repetidles esta obligacion innumerables veces: obrad conforme á lo que dicta vuestra fe , y sereis felices . y (a) S. Ciem. Alex, homil. xu. (b) $, Paul, (ad. Rom. c. x11. y. 3. id - id < 8 ATAR o Dl , . Po A dr” IN

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