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350 SermoN XIV. los vicios, denigrar las virtudes, y arruinar la religion. Ella, en fin, ¡tristes de nosotros! atravesando los Pirineos se ha entrado en nuestras casas, tomado asiento en nuestras uni. versidades , se ha entronizado en la corte » y dominado en todas las provincias. ¿De dónde sino de la curiosidad én manejar ciertos libros pestilenciales y nocivos , tiene pria- cipio la decadencia visible de. nuestra fe? ¿Qué es ver 4 unos hombres-criados en una vergonzosa ociosidad en la ca- sa de sus padres, en un libertinage continuo , en la mili cia, ó en una disipacion freqiiente en las universidades , en tre juegos, placeres, bayles, teatros, paseos y prostitutas: tomar por un breve diccionario alguna tintura de aquella: ciencia 4.que mas le arrastró su curiosidad , y salir inme= diatamente por el mundo proyectando , reformando , pro- poniendo mejoras en las ciencias, artes y facultades , y es- timándose por unos hombres de diversa especie que los de- mas? ¿Qué es ver á estos hombres avergonzarse de confesar la fe de sus mayores, insultar la devocion, burlarse de la piedad, negar las verdades eternas, y entregarse como hom-= bres que no esperan otra vida á los gustos, encantos y pla- ceres de la. presente? ¿Podria creerse , señores, que la cu- riosidad , en que nadie reflexiona, fuese un obstáculo tan grande á nuestra fe? ¡Ah!'con quánta razon dixo el gran- de Doctor de las Españas san Isidoro: Nulla sit tibi cu riositas sciendi latentia: cave indagare que sunt d sensí- bus remota: in hereses enim provocat, in fabulas sacrilegas mentem pracipitat, in causis obscuris redit audaces, in re bus ignaris facit precipites (a). Gúardate , ó alma, decia: el santo , de indagar lo que supera la esfera de los sentidos: esta curiosidad imprudente impele en heregías , induce al (a) S. Isidorus, lib, 2. Signom, ———_————