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SOBRE EL NÚMERO DE DIAS, «c. 331 tos, y á aquellos no perdona? ¡O hombre! te diré con el apóstol san Pablo, ¿quién eres tú que así respondes á Dios? O homo, tu quis es qui sic respondeas Deo (a)? ¿Sábes-acaso por qué 4 los ángeles rebeldes se les asignó un: solo pe» cado por medida de sus culpas, y luego que le cometiéron fuéron arrojados al infierno? Dime lucifér, que resplan- decias como un lucero en el firmamento , ¿cómo caiste del cielo, y te perdiste para siempre? ¡ Ah! ¡Qué terribles son los juicios de Dios! Un pecado de soberbia fué toda la causa de su ruina, y por él está convertido en un fcisín mo demonio. ¿Y quién te dirá á tí, ó alma, que me es» cuchas, y que ha tantos años que vives envuelta en aman- eebainientos, hurtos, murmuraciones y escándalos , que al primer pecado que cometas, no llenarás la medida que Dios te ha señalado? ¡Ay! ¡ay de tí! Porque aunque Dios te ha sufrido tantos millares de culpas , puede ser que á la pri- mera maldicion, al primer juramento ó blasfemia , al primer tocamiento feo , 4 la primera desobediencia grave á tus padres ó mayores, Ó á qualquiera otro pecado mortal que cometas, quedes abandonado de la misericordia de Dios , y baxes repen- tinamente á los abismos. ¡Ay de tí, pecador, vuelvo á decir, si-has llenado ya el número de culpas que Dios desde la eter- nidad te ha determinado sufrir, ó si le llenas con el primer pe- cado! Decidme, amados hijos mios en Jesuchristo, ¿puede darse mayor temeridad que arrojarnos á cometer un pecado, quando no sabemos, si será aquel con el que completemos nues- tra vida? Respondedme por el amor de Dios: ¿si su Mages- tad os revelara que á la primera culpa habiais de ser arrojados para siempre al infierno, la cometeriais? ¿Seriais tan in= sensatos que quisieseis estar ardiendo eternamente en el abig» (a) Div. Paul. ad Rom. c. 1X. v. 20. Tt 2

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