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320 SermoN XIIL to profeta David; y todo lo que es pasar de aquí , mas es una verdadera muerte , que una verdadera vida: Dies an- norum nostrorum in ipsis septuaginta anni (a). Este número así considerado es muy defectible. Nada vemos cón mas freqiiencia que ser llevadas al sepulcro unas personas , que pocos dias ántes gozaban de la mayor robus- tez , que se divertian en los placeres del mundo , y cuyo temperamento natural exigia segun su constitucion el per- mianecer con salud hasta la mas avanzada ancianidad; y ve- mos tambien otras personas débiles, enfermizas, y casi es- pirando cada dia , que llegan , sin embargo de una salud muy quebrantada , hasta la wmisma vejez. Dios es el dueño soberano de todas sus criaturas : él tiene en su mano om- nipotente la vida y la muerte de los hombres, y pende de su adorable voluntad cortar la tela de nuestros años quan- do la estabamos urdiendo , segun la bella expresion de Isaías: Dum adhuc ordirer , succidie me (b). El segundo consiste en aquellos terribles y executivos decretos con que la divina justicia interrmmpe el número de los dias que po- drian vivir los pecadores segun su naturaleza y complexion, y los precipita repentinamente en el abismo. Por eso dice en los Proverbios, que los diasde los impios se abrevia- rán (c), quitándoles el Señor la vida quando mas engol- fados se hallaban en sus desarreglos , y mas distantes se ima- ginaban de la muerte. Entónces es quando una caida im- prevista, un accidente apoplético, una inflamacion interna, un tabardillo execútivo, un agudo dolór de costado, úl otro accidente fatal: una pendencia, un incendio , un naúfragio, una grave pesadumbre ,-ó una alegría excesiva repentina, (a) Psalm.Lxxxix. v. 10. (b) Isai, C. XXXvIIL, V. 12. (ce) Dies impiorum breviabuntur... Proverb. C. X. Y. 47.