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SermoN 1. quien se rebela , le aniquilase sobre la tierra, y sepultase su cuérpo y su alma en los braseros eternos. Y ciertamente le hubiera sucedido esta desgracia , si la divina misericordia no abogase á favor del pecador , y manifestando las fatigas , los sudores , la pasion y muerte de Jesuchristo, no procurase templar la divina justicia hasta que el pecador aborrezca su pecado , y se arrepienta : Expectat Dominús , ut misercatur vestri (a). Es el pecado mortal un abuso tan abominable de la libertad del hombre , que en el punto mismo que él se substrae de la obediencia que debe á- Dios , «todas las cria- turas se unirian para destruirle , si el brazo del Omnipotente no las enfrenara. La tierra contaminada por sus torpezas, hor= rorizada de sus blasfemias., y escandalizada de sus hurtos : la tierra cansada de sufrir las maldades del pecador, con horri» bles sacudimientos se estremeceria en la presencia de Dios, y pediria permiso:á la divina justicia: para sepultar al peca- dor en'+sus entrañas. El fuego con espantosos 'bolcánes , €l mar con sus bramidos horrendos ;-el “ayre con sus furiosos uracanes , todos clamarian como lós obreros al Padre de fa- milias evangélico : Vis imus? Vis imus(b)? Dadnos licen- cia , Señor , para arrancar del mundo este mal christiano e hacer en él un exemplar castigo , que contenga á los demas atrevidos pecadores. Pero la divina misericordia , por un efec- to incomprehensible de su amor para con el pobre pecador, enfrena ahora el natural instinto de sus criaturas , Con que vengarian la injuria hecha al Señor universal de todas ellas, y rehusa concederles este permiso: hasta el último dia de los tiempos , en que las armará para vengarse de todos sus ene migos : Et armabit creaturam ad ultionem' inimicorum (o). (a) 1sai. c.xxx. v. 18. (b) Matth. c.xim. v. 28. (e) Sapient. e. v. y. 18.

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