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De La MISERICORDIA DE Dios. 27 llamar al pecador:á penitencia ; parte segunda. Y porque es, finalmente, la misericordia de Dios grande en recibir y per- donar al pecador arrepentido : parte tercera, Vos , gran Dios , que sois rico en miséericordias , usadlas con nosotros. No permitais que el demonio , el mundo y las pasiones inutilicen con sus astucias la fuerza de vuestra divi- na palabra: Hacedla pasar desde mis Jabios 4 los corazones de mis Oyentes , para que conociendo todos que Vos esperais, lamais y.recibis-al pecador contrito y arrepentido , no dila- ten un momento su verdadera conversion. Yo , Señor , publi- caré con mi lengua eternamente vuestras misericordias-, y di- ré con vuestro profeta ; Misericordias Domini in eternum cantabo (a) 5 y mis oyentes movidos.de vuestra gracia se aprovecharán de tan favorable ocasion..Esta es , amable pas- tora de las almas , la mas oportuna para manifestaros madre de misericordia , rogando por: nosotros 4 Jesuchristo tu hijo, Dios y Hombre verdadero: Así lo esperamos de vuestra cle= mencia; y.yo fiado en vuestro soberano patrocinio voy 4 dar las pruebas de las tres verdades que acabo de proponer. PRIMERA PARTE. Es el pecado mortal un crimen tan enorme que la criatura comete contra el Criador, desobedeciendo sus mandatos, pisan» do sus leyes , desertando de sus vanderas , y volviendo con» tra el mismo Dios sus beneficios , que en el momento que el hombre le executa , merecia que la divina justicia. le arrancase del mundo , y sepultase en.el.mas profundo pozo del abis- mo. En el instante mismo: que el hombre peca gravemen- te , perdiendo la divina gracia , manchando su alma , y des- terrándose de la gloria , merecia que el Omnipotente contra (a) Psalm. 88. v. 2.

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