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252 SErMON X. radle bien , no sea que le desconozcais; pero no basta mirarle, es necesario virle confesar á él mismo sus desgracias, y la causa de ellas. Llama pues el infeliz rey Antíoco á sus amigos, y Jes dice de esta manera : ¡ay de mí!:el sueño se ha desterra? do de mis ojos , los cuidados. me afligen el espíritu, y mi corazon se encuentra sin aliento : Zn quantam tribulationem deveni , et in quos fluctus tristitie; in qua nunc sum! Yo, que me.alegraba con la multitud de mis riquezas, con el valor de mis tropas , con el número casi infinito de mis va» sallos , con la magnificencia de mis palacios, con lo ame- no de mis jardines, y «con las delicias de mi corte, ¡a qué tribulacion tan: :amarga estoy sujeto! Yo , que era amado en mi potestad, temido en mis castigos, y respetado en mis decretos , ¡cómo me. veo,ahora inundado de desdichas , y sumergido en la mayor infelicidad! Nunc reminiscor ma- lorum, que Jeci in Jerusalem! ¡Ay , que ahora me acuer- do. de aquella desmesurada soberbia, con que entré en Je- rusalen! Ahora me acuerdo de los sacrilegios hechos en los robos de los sagrados vasos de aquel santuario : ahora me acuerdo de aquellas crueles muertes que mandé dar á tan- tos inocentes : ahora me:acuerdo de todo, sí; y. coñozco que aquello fué la causa de todas mis desdichas: Ef' ecce pereo tristitia magna in:terra aliena; y ahora perezco opri- mido de la justicia, de Dios , á manos de mi tristeza, en nna tierra agena de alivio , de consuelo «y. de felicidad. ¿Lo habeis oido ,: señores? Dadme , dadme vosotros, si acaso podeis ,.un solo soberbio en todo el dilatado campo de los siglos, que no haya experimentado el «castigo del Señor. No le encontrareis , por mas que os fatigueis en bus- carle.: Lo que hallareis 4 cada paso en las santas escrituras son aquellos terribles oráculos del Espíritu santo, en que amenaza á los soberbios con su, eterna. ruina, ¿El alma que -

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