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A e, 240 Sermon X. cia san Agustin, en un mismo principio, en un' mismo origen, que es el orgullo, la altanería de espíritu, la soberbia del corazon. Diversum locis. diversa sunt, sed una mater su- perbia omnes genuit. ¿Y qué otro «principio. tiene. la te- meraria arrogancia de tantos libertinos, que en «nuestros dias pisan las santas leyes de la Iglesia , desprecian los de- cretos de los príncipes, se mofan de las prácticas mas venera» bles de la religion, insultan las potestades legítimas, afectan una independencia absoluta , y llegan hasta el delirio de negar la inmortalidad de su alma , sino una soberbia luci- ferina con que se creen adornados de unas luces superio- res al resto de los mortales? Dadme un hombre humilde, y os le mostraré buen vasallo para con su rey, y buen christiano para con su Dios: él se aplicará 4 un destino honesto para huir la ociosidad , y no ser gravoso 4 los de- mas ciudadanos, contribuirá con sus talentos é industria á la felicidad de sus próximos, obedecerá con respeto á sus superiores , tratará cortesmente á: sus iguales, y será afa- ble , benigno y comedido con sus inferiores: por el con- trario , un soberbio se desdeñará de aplicar sus manos al trabajo , se enmohecerá en una vergonzosa é infame ocio- sidad , se sumergirá en los vicios mas enormes , insultará á sus mayores , se: hará insolente para con sus iguales ,..in- tratable é insufrible 4 sus inferiores. Dadme un hombre humilde, y le vereis modesto en el vestido, dulce en sus palabras , religioso en sus acciones , irreprehensible en sus costumbres; quando el soberbio , hinchado el corazon , en- «furecido el semblante , centelleando los ojos , desentonada la voz, y sin arreglo en las acciones, demostrará en sus discursos , en sus vestidos y en sus obras una vanagloria, una fantasía y jactancia, y una presuncion verdaderamente aborrecibles á Dios y 4 los hombres. No lo dudeis , oyen-