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234 SERMON X. CONTRA LA SOBERBIA. Enitium omnis peccati est superbia: qui tenuerit illam , ad- implebitur maledictis:::. Eccli, Cc. X. v. 15. S; en vez de clamar contra el' horroroso vicio capital de la soberbia , me propusiera yo en este dia formar un her+ mosó elogio” dela' biumildad “chiistiaña"¡p qué“ alegría tan pura percibiria mi espíritu, en lugar del dolor y la pena que me atormentan! Inundada mi alma de un gozo nex- plicable, prorumpiria inmediatamente en estas voces: hom» bres mortales, frágiles y miserables, ¿quereis ser felices? sed humildes. La humildad “hace: amables 4 todas las cria- turas. Por la humildad se convierten los pecadores , se per- feccionan los justos, se conservan las virtudes , y se des- ierran los vicios. La: humildad elevó á Judith «sobre to- das! las mugeres desu tiempo yy la humildad cólocó:4 Es” thér en el trono mismo del rey Asuéro : por la humildad lNamarán' biénaventurada 4 María santísima todas las gene- raciones ; y “finalmente; por la humildad se anonadó Dios hasta el sér de hombre , para levantar al hombre al sér de Dios. ¡Feliz virtud! ¡virtud dichosa y bienaventurada, sin la qual nadie se salva, y con la qual nadie se con- dena! Pero virtud desconocida , y ménos practicada de los mortales; y por esta causa... ¡ay de mí! todo penetrado de sentimiento, y anegada mi alma en un mar inmenso de amargura , me veo en la dura necesidad de clamar contra el vicio opuesto á esta necesaria y excelentísima virtud. Sí, christianos : contra aquel vicio dominante en todas las na- ciones, en todos los siglos, y en toda clase de personas.

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