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OA TE A SoprE LA Devoción , Sc. 227 Ultimamente dixe que los verdaderos devotos se con» ciliaban la estimacion y. honor para con el mundo. Por- que aunque es propio de la humildad christiana huir del esplendor , y no solicitar jamas la estimacion de los hom- bres por impulso de soberbia y vanidad; pero no condena por eso el christianismo que tengamos un razonable cuida» do de muestra reputacion en lo que mira á la integridad y rectitud de conducta. El Espíritu santo. nos manda te- ner cuidado con nuestro buen nombre , quando nos dice: Curam habe de bono nomine (a). Y lo que nos acarrea es- ta buena reputacion , á que debemos aspirar hasta cierto pun- Ñ to , es el ser puntuales y exáctos en el cumplimiento de nues- tras obligaciones. Se halla hoy el mundo muy corrompido; porque está lleno de gentes sin fe , sin religion y sin verdad; y para decirlo mas claro, está lleno de embusteros , de impios, de perversos y malvados : sin embargo, me atrevo á asegurar que no hay personas en el mundo de tan poco entendimiento, ni de tan relaxadas y corrompidas costumbres , que no esti- men y respeten en lo interior de su alma á un hombre que sa- ben ser fiel al cumplimiento de su obligacion , inflexible en lo que mira á su obligacion, dirigido y gobernado en todo por el cumplimiento de su obligacion. Un hombre de este carácter imprime veneración; y ninguno, por mas que le pese, se puede negar á honrarle. No lo dudeis, oyentes mios: los verdaderos deyotos pien- san , y piensan bien , que su devocion consiste en cumplir exáctamente sus obligaciones. Para con Dios , con-un espíritu de verdadera religion : para con el próximo , con un espíri- tu de verdadera caridad; y para consigo mismos, con un espíritu de. verdadera mortificacion: ésta sujeta sus pasio- (a) Eccli. C. XLIV. 18» FÍ 2
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