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224 SreamoN TX. humana , sino el buen órden que reyna en ella? ¿Y qué es lo que establece este buen órden que reyna en ella y la conserva , sino el que cada uno cumpla exáctamen- te con el empleo en que se- halla, y las funciones que son propias de él segun su clase y profesion? Y 'como hay tanta diferencia entre estas funciones y empleos, quan- tas son las profesiones y estados , se sigue que las obli- gaciones no son en tódos.las mismas , y que las devocio- nes han de ser forzosamente diferentes. La devocion de un rey no es la de un-vasallo, ni la devocion de un secular la de un religioso, ni la de un lego es la devocion de un eclesiástico , y así de los demas estados. Para que en- tendais bien esto, es necesario distinguir el espíritu de .la devocion , y la práctica de la devocion. La devocion.en el espíritu Ó en su esencia, debe en todos ser la mis- ma , porque en este sentido no es otra cosa, que honrar-á Dios, obedecer 4 Dios, y vivir segun su santísima volun- tad. Pero en la práctica y en el exercicio es tan diversa la devocion , como: lo son las obligaciones y ministerios; y así, lo que es devocion en uno, no es -devocion en otro; porque la obligacion y ministerio de uno,-no es: mi» nisterio y obligación del otro. Que una viuda , una pobre muger viuda , con hijos pequeños á quienes mantener, con casa de que cuidar, y labores en que ocuparse , se esté toda la mañana ó la mayor parte de ella en la igle- sia, orando , visitando los altares ó el yia-crucis , aban- donando su: casa , sus hijos y sus ocupaciones , esta no se- ria verdadera devocion , sino un error, una- ilusion, -un engaño , pues faltaba 4: sus primitivas y esenciales obli= gaciones. Que una muger casada , no cuidando de su ma- yido, solamente cuide de asistir 4 todas las novenas que 'se hacen en su pueblo, que vuelva tarde á su casa don-

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