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A e A A 196 SermoN VIII, resentimientos y murmuraciones , ¿qué hacemos? Yo lo diré: quejarnos ágriamente , y exágerar hasta lo sumo los desarre- glos de nuestros próximos. Decimos que su vivacidad es diso- t lucion , su alegría libertinage , su tranquilidad indolencia, su vigilancia desconfianza , su indiferencia menosprecio, su mo- destia y compostura altanería y presuncion. Juzgad con. mas equidad del genio de vuestros próximos ,- hijos de los hom= bres : Recta judicate , f0lió. hominum. ¡ Qué ¡apartados vivi- mos, Señor , de- vuestros juicios ,-¿que. todos ¡son rectos y verdaderos! ¡Qué dictámenes tan contrarios! ¡y qué distantes nos hallamos de seguir. vuestras pisadas , y de imitar vuestros exemplos ! ¡Qué confusion para nosotros , ver á Dios huma- APA rs $ nado , la suma inocencia , la suma beneficencia , la suma ca- F Al q ridad para con los hombres : verle, digo , injuriado , escar- q Ni necido, abofeteado , públicamente azotado , y clavado en una 4 ¡4 cruz. y que en vez de juzgar á todos sus enemigos , se hace abogado de ellos para con su eterno Padre., 4 quien desde la pS cruz clama , y le dice (a); Padre, perdonadlos, porque no sa- 0 ben lo que hacen. ¡O. modelo santísimo! ¡ó exemplar perfectí- ' simo, para no juzgar injustamente el genio de nuestros próxi- mos! No saben, Padre mio, lo que hacen. Ellos jamas me cru- cificarian si supieran que soy su: Dios , si creyeran que soy su verdadero Mesías , si estuvieran persuadidos que soy su mis- mo Redentor. Me tienen por un blasfemo ,-.me creen. un re- volvedor_de los pueblos , y me imputan otros. delitos : por eso «me crucifican ; y sin saber lo.que hacen , cumplen los sem o A vaticinios de los profetas , llenan mis designios eternos, y con- curren á vuestras soberanas disposiciones. Perdonadlos, Padre, porque no saben lo que se hacen. Esto sí, amados mios, que es ns MT . (a) Pater, dimitte ¿llís: non enim sciunt quid faciunt: 'S. Luc. C, XXI1L, Y. 34