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176 SermoN VII. de sus próximos : ¿es posible (dice un amigo sin probidad ni religion) que vuestros negocios cada dia han de ir á ménos, que vuestras infelicidades han de aumentarse por instantes , y que no sacrificareis un poco de los intereses de vuestra con- ciencia para restablecerlos? ¿Por qué no imitais á tales y ta- les personas, que se aprovecháron del desamparo de la viuda, del huérfano y el pupilo , para comprarles la hacienda á mé- nos precio: que no dexáron pasar la ocasion de enriquecerse con un monopolio oculto , con un trato iniquo, lleno de usu- ras paliadas-, y de trampas bien vestidas; que se apropiáron los bienes del comun, ó del particular , que se depositáron en su poder , ó entráron bién las manos en los caudales de aquel difunto , que los constituyó testamentarios? Direis, acaso, que el christianismo prescribe la equidad , la rectitud y la buena fe en los tratos y comercios con los hombres. En verdad que si pensais así , me admiro de vuestra simplicidad : ,_Adhuc ta permanes in simplicitate tua? Así es como se apodera de un corazon prudentemente li- beral la infame pasion de la avaricia : ¿cómo sois tan pródigo disipador de vuestros bienes con unos hombres ingratos? di- ce un amigo avaro. Muchos de los que se fingen pobres , son bien ricos, y os engañan lastimosamente : si partis vuestras ri- guezas con ellos , presto yendreisá no tener con que alimen- taros : los trastornos de-la rueda de la fortuna son freqúen- tes; y es necesario reservar. lo que se tiene para estos acon- tecimientos , y no gastarlo con unos holgazanes , que por es- tar ciertos de vuestra liberalidad ,no quieren aplicarse al tra= bajo , y se entregan á todo vicio. Pero si decis que el evan- gelio ordena la caridad ,; y manda la compasion con los po- bres , yo tambien me compadeceré de vuestra simplicidad: Adhuc tu permanes in simplicitate tua? Así es como se apodera de un corazon quieto y contento

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