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170 SermonN VIL da, y es el placer mas inocente , mas delicado, mas puro y razonable que se puede gustar en el mundo. La amistad mundana se acaba por los disgustos , las desconfianzas , los zelos y las envidias : la amistad christiana , como está fundas da sobre la estimacion:y la virtud , ignora las desconfianzas, los caprichos , los disgustos y las amarguras ; pero es necesa- rio para esto saber evitar los escollos de la amistad, y apartar» se de sus peligros. Escuchadme ahora con toda vuestra aten- cion, | Si la amistad procediese siempre de una perfecta union de corazones , fundada sobre la virtud , y confirmada por la semejanza de unas costumbres honestas y christianas , en va= no me propondria descubrir en esta primera parte los esco- llos que se deben evitar, y los precipicios en; quese: corre riesgo de caer , y perderse eternamente quando se entablan las amistades. Porque en efecto, ¿qué podemos temer te= niendo siempre por guia la virtud? ¿cómo podemos corromi» per el santo candor de:la inocencia , tratando solo con perso» nas sabias y de virtud conocida? De ninguna suerte, amados mios. Si la virtud fuera siempre el principio ; medio y fin de nuestras amistades , yo excusaria hablaros de sus peligros; pero es el caso que no siempre la tenemos por nuestra con ductora- para la eleccion de los amigos, sino un yó nose qué, mas fácil de sentir y experimentar en el. corazon, que expli carle con la lengua. Este es el que nos hace tomar amistad mas con una persona que con otra : este es el que nos causa mas complacencia en el alma, quando tratamos mas con unos que con otros: este es el que nos compeleá mantener la amistad con estos hasta la muerte, quando con aquellos la dexamos por qualquier leve motivo. Y como esta inclinazion, esta simpatía , ó este yo no se qué, todos le sentimos , y ninguno le explicamos , es preciso decir que es-comio una: cosa

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