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162 Sermon VL sona murmurada : Attende ne forte labaris in lingua::: et sit casus tuus insanabilis in mortem (a). Y bien , amados mios , ¿quién ha de satisfacer todos es- tos daños? Dios perdona los pecados que son contrá six die vina Magestad solamente , mediante el dolor , la pena y el verdadero arrepentimiento; pero en los pecados contra el pró. ximo , además de la verdadera contricion y penitencia , man- da Ja reparacion. Pongamos un exemplo : el que hurta ma- teria grave, si tiene con que restituir y no restituye , nada le aprovecha el dolor , la pena, ni las lágrimas : es necesaria la restitución ; y miéntras tanto ni Dios , ni el confesor le ab» suelven. Ahora pues, los robadores del buen nombre, famá Ó estimacion del próximo , mas estimable sin duda que el dinero , los consentidores de las murmuraciones , los que las atizan , aumentan y propagan, todos , todos deben restituir la fama ó reputacion que robáron con su mala lengua; y si no ni Dios , ni el confesor los absuélyen. Aquí entran los apu- ros : la restitución es necesaria, la execucion muy dificil , ¿có- .mo ha de ser esto? Ello es preciso : el fuego de la murmura- cion se ha propagado mucho : ¿hasta dónde? Solo-aquel Dios sapientísimo lo sabe. ¿Qué reparación será suficiente á-un «daño tan universal y terrible? Sin ella no hay absolucion. ¡Ay qué apuro! Hombres vanos, hombres codiciosos , hombres vengativos y libertinos , que arrebatados de estas infames pa- siones , atropellais sin temor de Dios , sin amor á vuestros próximos , y sin cuidado de vuestras almas , las honras y es- “timaciones agenas , dando la muerte á vosotros mismos con el horrendo pecado que cometeis , quitando la vida de tantas almas que os escuchan gustosamente, y perjudicando á vues- tros hermanos en su reputacion y buen nombre , ¿pensabais (a) Eccli. c. xxvík v: 30.