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148 | SermoNn VÍ sin estudios, ni experiencia, que se imagina capaz de gobernar prudentemente todo un reyno. ¿No veis como la pasion de vanidad mueve la lengua de aquel mal hijo para mentir infa- mente, y amancillar el buen nombre de su irreprehensible y santo padre? Poned ahora la vista en un concurso de personas , entre las quales se halle un hombre que adolezca de esta enferme- dad; un hombre , que pagado de sí: mismo, se persuada que sus luces», sus talentos +su ingenio , sus estudios le colocan en una esfera superior á los demas concurrentes : un hombre, en fin, á quien la pasion de vanidad 'compela á distinguirse, ¿qué hará pues un hombre de esta clase? ¿callará? No, se- ñores: él lo reputatia una estolidez. ¿Hablará de materias indiferentes? Tampoco :: lo tendria por cosa- fria -é insulsa. ¿Trataría de materias religiosas? ¿Seria el asunto de sus con- versaciones , la santidad del chr'stian'smo , Ja solidez de sus pruebas ¿la pureza de su moral , la invariable firmeza de sus -dogmas? Nada ménos: esta séria una conversacion enfadosa pa- ra él mismo”, y fastidiosa para los demas. ¿Qué partido pues tomará? Voy á decirlo : él advierte que todos los concurren- “tos murmaran : este fina y delicadamente : aquel grosera y torpemente : “este sobre el genio : el otro sobre la nobleza; y todos sobre la conducta de sus próximos : reflexiona que es- ta es la sal de todas las convérsaciones; que todo trato: és ¡n= sipido , si no va concimentado con esta salsa y tanto mas ape- tecible., quanto'mas ingeniosa y delicada; y he'aquí que su vanidad de precipita á manifestarse con.o hombre de noticias. Descubre la fragilidad de la doncella, la “infidelidad de la'ca- sada , la desgracia dela viuda: manifiestá la. traicion de un amigo , la deshonra de un caballero , el lunar de un sacerdo- te, y el eclipse de un religioso ; y advirtiendo que es aplau- dido su talento , despedaza , corta-,-raxa-sin ñingun' reparo