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SERMON V. DE LA ETERNIDAD. Cogitavi dies antiquos , et annos «eternos ín mente habui. Psalm. 76. v. 6. ¿Quién dará palabras á mis labios , pensamientos á mi discurso, luces á mi entendimiento, fervor á- mi espíritu, y zelo qual corresponde á mi apostólico ministerio , para proponer en esta tarde la verdad mas espantosa de toda la moral del christianismo? Este es aquel .pensamiento tan las- timosamente olvidado de los mortales, y que nunca debie- ra caerse de la memoria de los hombres. Aquel pensamien- to admirable , que nos levanta sobre todo lo visible , nos arranca el inmoderado amor de las criaturas, hace aborre- cer los vicios; é inclina poderosamente el alma á la prác- tica de: todas las virtudes: aquel pensamiento pavoroso , qtie aterra al hombre mas intrépido, desengaña al sabio mas presumido , humilla al soberbio mas orgulloso , apaga los ardores del deshonesto , desnuda de sus injustas riquezas al avaro , descubre los artificios de los traidores, y pone en claro los disfrazes engañosos de los hipócritas : aquel pen- samiento grande, á cuya vista parecen pequeños los tor- mentos de los mártires , las extraordinarias penitencias de los anacoretas , y hasta los montes del siglo, y los colla- dos del mundo se encorban y desmenuzan (a): aquel pen- samiento , en fin, que no le tiene, y que vemos aniqui- larse en su presencia los empleos mas lustrosos , las her= e Trafic l. E A o ES fl ad , a (a) Contriti sunt montes seculi. Incurvati sunt colles mundi , ab ¿ti neribus eternitatis ejus. Prophet. Abac. c. 111. y, Ó, et 7.
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