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ConTrRA 1A DESHONESTIDAD. 107 la salud, y la misma vida del cuerpo! ¿Quereis mas pe- nas temporales? Añadid las pendencias entre los competido- res , las muertes crueles por los zelos , el abandono de las obligaciones del estado y del empleo, y el sacrílego 'abu- so” de lo' mas venerable y augusto de la religion. ¡Quán- tás infelices criaturas fuéron víctimas del furor de sus pro- pias «madres apénas saliéron del materno alvergue'; ya aho- gándolas entre sus brazos, ya arrojándolas á los rios; 4los pozos y 4“los lugares inmundos : ya exponiéndolas á ser pasto de los animales , Ó abandonándolas á los rigores: de los elementos! ¿Quántas herencias ¡legítimas por los intru- sos en los matrimonios , con enorme perjuicio de los yer= daderos y legítimos herederos! ¡Quántas injusticias, por no negar la demanda' al “ídolo de su pasion! ¡O santo Dios! ¡quándo acabariamos, si hubiéramos de nombrar tantas des- dichas como acarrea este pecado , y tantas penas tempora- les. como ha: experimentado para su castigo ! ¡Pero ay! que estas penas son incomparablemente” menores que las que.se siguen : las penas espirituales son infinitamente mas temi- bles. Escuchad algunas en esta segunda parte. IL. PENAS: ESPIRITUALES. .. ; Así como no hay bienes temporales , por mas grandes y preciosos que se reputen, que puedan compararse” con el menor grado de los bienes espirituales: por ser estos de un órden superior, de un carácter muy sobresaliente , de una naturaleza toda divina; tampoco hay penas temporales, por mas graves y penosas que se crean, 'que puedan com- pararse con: las penas espirituales. Un hombre. afligido con dolores, encarcelado y ciego , parece un, hembre- miserable; pero si está en gracia de Dios , si es heredero del cielo, si es templo del Espíritu santo , he ahí un hombre dicho- 02 A y É * ón Ra ad ño 0 ATT ADA Dn o id AAA a + + ció pre dd A — o. Ñ A ae ES

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