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I | Í 1 4 j (50) horror? Dispuso: Dios consu infinita sabiduría esta variedad , y diversidad de-estados , de oficios, y de empleos para el buen orden del universo, repartien» do con ellos los- varios Dones de sú gracia para la edis ficación , y espiritual ntilidad de su mistico cuerpo la * Santa Iglesia; y nosotros, invirtiendo este orden; afeando su hermosura , trastornando: erte concierto; vivimos unos mal contentos.en su estado , apetecien do otro distinto 5 otros violentos en su empleo , dis istados de sus pensiones: muchos ocupándolos sin la debida suficiencia , y todos atropellando, y con= culeando sus respectivas obligaciones. Este es ciertas mente el mayor mal de una Republica , de un Rey» no , y aun de todo el Mundo: no atender cada qual á las Leyes del estado , cargo, y ministerio , en qué se halla , 9 Dios le ha puesto. De este vivir aqui sin or den , sin arreglo , y sin concierto 5 ¿qué podrá se» guirse despues , sino el parar ubi mullus ordo, sed sem» piternas horror inbabitat 5 vivir muriendo entre col» fusiones ttermas , y sempiternos horrores? ¡Ah! ¿Y siendo esta verdad de fé, no tratamos de la enmien- da ? Mas , ay ! Vllmo. Señor : quea un Dignidad, Canonigo, d Prebendado no le basta , para lograr con el Justo despues de esta vidael refrigerio de su descanso , la solamaterial , aunque puntual obser- wancia de las Leyes de su estado, úu empleo : no cun ple con ser justo repecto de la Ley, ú sus preceptos to