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69 que no me perdais para siempre, que no me condencis en la eternidad; porque si os pierdo ¿que sera de mi? ¿cómo vivirá un alma separada de su Dios, y sin es- peranza de verle? No , Redentor amabilisimo mio , Je- sus de mi, corazon , no me condeneis entonces; perdo- nadme ahora, que ya verdaderamente arrepentido, postra- do en vuestra presencia, lleno de dolor y confianza, repito, que me pesa en el alma, siento en mi corazon haveros ofendido por ser quien sois , propongo , O dul- ce vida de mi alma, enmendarme , nunca mas ofende- ros, y amaros mas que á todas las cosas; tened mi- sericordia de mi, y pues tanto espero en vuestra bon- dad, perdonadme por quien sois. Perdonadme, y per- donadnos á todos, pues todos somos hechuras de vues- tras manos, formados á vuestra Imagen, y semejanza, y redimidos con vuestra Sangre preciosisima. Perdonad- nos á los vivos, y perdonad tambien á los Defuntos, que esperan, y necesitan en el Purgatorio este consue- lo. Entre todos ellos os pedimos por el alma del Se- ñor Dean, por quien ofrecemos estos sacrificios, sufra= gios, y oraciones, á fin de que, pues está ya muerto para el siglo, viva eternamente para Vos, remitiendo- le por un efeéto de vuestra misericordiosisima piedad 0 aquellos pecados , que por la humana fragilidad" come- tio viviendo entre' nosotros. Concluyamos, lllmo. Se- ñor , digamos todos, devotisimo Pueblo, que Anima ejus, Y anima omnium Fidlium Defunélorum | per Misericordiam Dei. k yy y A REQUIESCANT IN PACE.