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abes. suspenda la lluvia Y no toquéisá esta plaza! ¡Dejad, dejad á los fieles Oir de Dios la palabra! — Dijo, y con el Santo Cristo Conjurando la borrasca, Hace una cruz en los aires, Y ¡oh prodigio! cesa el agua... «¡Milagro! ¡milagro!» grita La multitud admirada; «¡Milagro!», que se está viendo Al rededor de la plaza Descargar las negras nubes Convirtiendo con su saña En arroyuelo las calles, Los terrados en cascadas; Y en tanto, la multitud Cubierta está y preservada Por un dosel misterioso, Que ni la lluvia traspasa, Ni lo mueve el vendaval, Ni el torbellino lo arrastra, Porque lo estaban formando Los ángeles con sus alas. «¡Milagro!» repiten todos. «¡Milagro! ¡milagro!» claman, Señalando al Capuchino

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