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3 Con razón á la ciencia temer hace Que en flor agoste su preciosa vida. Mas ¡ah! sor Adelaida en su instituto Ama al dulce Jesús con tal porfía, Que ya ni las vislumbres de la muerte Borran el grato ensueño de su dicha. Del huérfano enjugar el triste llanto, Cuidar enfermos, restañar heridas Y aliviar con su amor todo infortunio: Sólo en esto pensaba la novicia. Sirviendo al buen Jesús, cual se propone, ¿Qué le importa la muerte ni la vida, Si la gloria de célico himeneo Columbra allá... tras divinal cortina? Mientras duró la tibia primavera Alivio nuestra enferma halló en Sevilla, Y á su rostro vigor dieron y esmalte Las auras de la hermosa Andalucía; Mas asoma el estío, y audaz Febo Las bellas galas del verjel marchita, Trueca en áureo tapiz de secas plantas La verde alfombra de feraz campiña, Y cuando el gran calor pesada atmósfera Daba en lugar de céfiros y brisas, pe De sor Adela la afección se agrava, 5 . .. ¿3 Y otra vez palidecen sus mejillas. me y Aunque no la abandona fiebre lenta, E 8 MES 8

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