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AO TAO TIPO EC A e y dE Que reina en todos los orbes Vino á dar al franciscano De su gracia ricos dones. ¡Cuán celestial es la calma Que luce en su rostro el monje! Ya terminaron las luchas, Las dudas, las tentaciones, Con que el satánico espíritu Le asestó tan rudos golpes: No hay poder ya en el Infierno Que lo altere y lo sofoque. De todo ataque ha triunfado: Venció infernales legiones, Que, en vergonzosa derrota, Se fugaron á galope. Cesaron las tempestades, Las borrascas, los turbiones: Ya la barquilla del alma, Dejando atrás todo islote, Marcha arrogante y velera Sin que el noto se lo estorbe; Y porque en célicas playas Su hermoso pendón tremole, Á buscar va decidida Divinales horizontes, Y yala eternal frontera Con gran delicia traspone.